jueves, 19 de junio de 2025

Primaria política o primaria buena onda

Pablo PIcasso. Mujer llorando. 1937



Ciertamente, el resultado de la primaria oficialista va a ser la que determine los acontecimientos futuros en el país. La candidatura de Matthei ya tiene olor a claveles, que es algo que hace meses se veía venir y el repunte de Kast, a costa de la de Kaiser, es inferior al número de indecisos. El futuro no está escrito en piedra, como se dice. De ahí la vehemencia que por momentos pareciera haberse tomado el comando de Carolina Tohá, que ha rebajado sus argumentos políticos para criticar a los demás candidatos de izquierda -incluido el Gobernador de Valparaíso Rodrigo Mundaca aunque éste no está en carrera- al nivel de la extorsión y la amenaza velada. 

Este estilo no le ha traído ni lo va a hacer en el futuro, más prosélitos. Todo lo contrario. Sería una ingenuidad, por eso, considerarlos meros gestos desesperados de una candidatura perdedora. Eso se va a saber recién el 29 en la noche. Más bien parece uno dirigido hacia un centro político que se dispersa hace años, dando origen a engendros por la derecha que ni siquiera logran ponerse de acuerdo entre sí para salir del closet; un PDC tristemente agónico; restos del liberalismo social de los años noventa y hasta un socialismo, profundamente arraigado en el pueblo allendista, que no logra hacerse un lugar propio en el confuso y volátil espectro político actual. 

Estos días, la candidatura de Carolina Tohá simplemente ha sido más explícita de lo que fue en el pasado para referirse a su concepción política y social, tributaria todavía de una concepción según la cual se pueden realizar reformas y transformaciones dentro de los límites del modelo neoliberal, al que en ninguno de sus discursos se refiere precisamente por esa razón. De ahí que su comando y connotados dirigentes de los partidos que la apoyan incluyendo a retroexcavadora Quintana, se manifiesten tan alarmados por la posibilidad de tener que apoyar a un candidato o candidata abiertamente antineoliberal y como Oscar Landerretche ya los notifiquen de que no lo van a hacer. 

Porque lo que realmente se debate en esta elección es la ruptura con el orden social, económico y cultural que lo caracteriza y contenido en la Constitución de 1980. El centro político, representado hasta hace no mucho por la Concertación de Partidos por la Democracia, no es en la actualidad el centro doctrinario que representaron el Partido Radical y la Democracia Cristiana en el siglo XX, que impulsaron grandes rupturas con el sistema capitalista como la reforma agraria, o el reconocimiento de los pobladores urbanos y su derecho a organización y ciudadanía; la creación de una incipiente industria nacional y sistema nacional de educación; la democratización del sistema político, a través de la creación del Registro Electoral, la Cédula Única y el voto femenino. 

Hoy en día ese centro, su discurso y propuestas, a lo único que tienden, por el contrario, es a contener la profundidad que la hora actual reclama deben tener las reformas políticas, económicas, sociales y culturales que debe impulsar un futuro gobierno de izquierda y progresista. Estas no serán además el resultado de un gobierno ni de una alianza de partidos. Es el pueblo el que las protagonizará y las propuestas que hoy se debaten o debieran debatirse en la primaria, las que lo movilicen o de lo contrario, quedar apenas como un pie de página en los libros de historia del futuro. 


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