lunes, 30 de diciembre de 2024

El año decisivo

Eugene Delacroix. la libertad guiando al pueblo. 1830



 

Como en 1986, el próximo podría resultar ser un año decisivo para chilenos y chilenas. En pocas semanas, de hecho, recién comenzado el 2025, se va a sellar una de las reformas más importantes del programa de gobierno de Apruebo Dignidad y sus aliados de Socialismo Democrático, que es la reforma al sistema previsional, o debiera hacerlo. Ciertamente, no se trata de cualquier reforma. Está en el corazón del sistema neoliberal, porque es la caja del sistema financiero, cuestión de la que la derecha está perfectamente consciente.

 

Por eso, la majadería de su propaganda sosteniendo la presunta propiedad individual de los fondos que administran las AFP's, argumento que si tiene la capacidad que tiene de sostenerlas en la actualidad, pese a su colosal desprestigio, se debe únicamente a su control de la industria cultural, la información y las comunicaciones. Estas demuestran cotidianamente una de las contradicciones más profundas del sistema y explica también la imprevisibilidad de los comportamientos sociales y colectivos expresados en la famosa frase "no lo vieron venir", en la medida que sus mismos controladores sucumben al discurso armado y difundido para mantener bajo control a trabajadores, trabajadoras, empleados y profesionales de clase media que los sostienen con su propio esfuerzo y ahorros, sin que sus controladores tengan que hacer mucho para enriquecerse, excepto especular con plata ajena.

 

El hecho de que la reforma afecte el corazón del sistema, además, tiene como consecuencia que las posiciones a su alrededor se radicalicen de manera tal que el sistema político se fragmente dando origen a posiciones ultrafundamentalistas de mercado que tensionan a la derecha tradicional generando contradicciones en su interior y que ya han fagocitado a varios de sus liderazgos y al mismo tiempo desmovilizando a la izquierda sumiéndola en un marasmo asombroso considerando que es su propio gobierno quien la impulsa.

 

Un escenario soñado para los liderazgos mesiánicos, populistas y reaccionarios. La derecha ha boicoteado permanentemente la reforma y tratado de evitar a toda costa terminar con el sistema de capitalización individual, la administración privada de los fondos de pensión; su uso en el financiamiento de otras industrias con la plata de los trabajadores, así como otorgar aunque sea un mínimo de capacidades al Estado de regular esta industria. Su objetivo en este momento es endosarle al gobierno esa responsabilidad, usando la vieja cantinela de los acuerdos como pretexto para hacerlo.

 

Este escenario es posible sólo por la desmovilización de la sociedad, de sindicatos y asociaciones de empleados y profesionales; usuarios y a la vez rehenes del sistema que simplemente presencian como testigos impávidos cómo se resuelve uno de los nudos, uno de los huesos duros de roer, del sistema neoliberal y que explican el poder que ostenta un puñado de especuladores y magnates de las finanzas sobre el resto de la sociedad. En este sentido, la única manera de salir de esta situación de aparente empate, situación funcional a los intereses de la CPC y la derecha, es la más amplia movilización de la opinión pública y la sociedad civil, la misma que obligó a Pinochet a adelantar el itinerario de  traspaso del gobierno contenido en la Constitución del 80 después del paro nacional de 2 y 3 de julio de 1986.

 

El 2025 va a ser decisivo, por lo tanto, porque en él se debieran decantar las posiciones que en el futuro van a disputar la dirección posneoliberal que va a tomar la sociedad chilena en el futuro. Una abiertamente clasista y reaccionaria o una democrática, nacional y popular que aporte a la construcción de una América Latina inserta en un nuevo orden mundial respetuoso del medioambiente, comprometido con la diversidad cultural y la justicia social. Y ello sólo será así en tanto sea el propio pueblo el que rompa la situación de inmovilidad a la que la institucionalidad vigente, condena al sistema político y a la mantención de este orden de cosas insoportable. 

miércoles, 11 de diciembre de 2024

Fachos al poder!

Jean Dubuffet. Le Guilleret. 1964
                                         


La semana que termina, estuvo marcada por la ofensiva conservadora. Lamentablemente para chilenos y chilenas, la derecha se mueve en la dirección de una deriva reaccionaria que, aparentemente, no tiene vuelta atrás. Después de las elecciones regionales y municipales, la derecha tradicional, aunque pudo respirar momentáneamente, comienza a sufrir la aceleración de su deterioro irreversible y solamente se dedica a dar manotazos de ahogado que apenas disimulan su extinción definitiva. 

En efecto, estos días solamente, el circunstancial presidente de la UDI, diputado Guillermo Ramírez, tiene que salir a dar explicaciones a su par de Republicanos, Agustín Squella, a propósito de lo que quiso decir en materia de pensiones y en el marco de la discusión que se da en el congreso a partir del proyecto de reforma del gobierno del Presidente Boric. 

En una performance patética, Ramírez se deshace en explicaciones para demostrar que es tan reaccionario como el segundo en cuanto a su defensa del sistema de capitalización individual y tan servil como éste en la defensa de los intereses de la industria del sistema privado de pensiones. Con aires de una dignidad de pantomima, anuncia desde ya su oposición y la de su partido a llegar a un acuerdo en el Congreso para destrabar la reforma previsional. En buen chileno, eso quiere decir que está por mantener el sistema tal cual existe hasta el día de hoy y como fue concebido por José Piñera, en plena dictadura militar, hace ya cuarenta y cinco años aproximadamente. 

Es más, su única disposición para llegar a un acuerdo tiene que ver con aumentar el multimillonario fondo que administra y gracias al cual mantiene rehén al sistema político; e incrementar la PGU, que ni siquiera pagan las AFP's sino el Estado, que según la derecha, los empresarios y sus astrólogos de la macroeconomía, para lo único que sirve es para financiar sus negocios y hacerse cargo de resolver sus estropicios. Es lo que se conoce comúnmente como principio de subsidiariedad. 

El escándalo de la devolución de las ISAPRES de los cobros abusivos que realizó a sus usuarios viene a confirmarlo. La derecha, en el trámite de una ley que era, a todas luces, una maniobra de salvataje de esta otra "industria", consiguió incluso condiciones más favorables a las que ya de por sí suponía, posibilitando estas devoluciones que es como decir que el abuso reconocido por el Poder Judicial, primero, e intentado subsanar chapuceramente mediante la ley corta, no le salió ni por cura'o. Una demostración del poder que ostentan, gracias al que, al igual que el de la industria de las AFP's, tienen cautivos a miles de trabajadores y trabajadoras y al Estado de Chile de rodillas. 

Los partidos de la derecha tradicional, tal como lo demuestran las declaraciones de Ramírez, no tienen mucho más espacio para seguir cuenteando. Esto es tan así, que incluso sus sectores dizque "democráticos" se refugian en la candidatura de una de las representates más fanáticas del pensamiento neoliberal, pinochetista disimulada y némesis en vida de Piñera, que en un gesto post mortem, a través de sus colaboradores entre los que destaca su primo, la eleva a la categoría de heredera política. 

La táctica parece consistir más o menos en ser tan fachos como los republicanos para evitar que estos últimos les arrebaten su posición hegemónica en el sector. El resultado es más o menos el mismo. La mantención del poder de los mismos que lo han detentado en los últimos treinta o cuarenta años, banqueros, prestamistas y especuladores, y de la posición culturalmente hegemónica en la sociedad actual que les permite defender la legitimidad moral de sus proyectos y negocios aun cuando son abiertamente contrarios al interés nacional, el mejoramiento de la calidad de vida de trabajadores y trabajadoras, empleados, clase media y el medioambiente. 

El caso Dominga es suficientememnte elocuente al respecto. Como era de suponer, la candidatura de Matthei después de las elecciones territoriales, resultó herida. Le han salido al camino ya varios críticos dentro de su mismo sector, como el pintoresco Carlos Larraín, un representante típico de la derecha tradicional católica, latifundista y autoritaria y el eterno candidato neofascista José Kast. Los socialcristianos, expresión de un neoconservadurismo evangelista que incluso ganó la gobernación del Bío- Bío y que cuenta con una representación parlamentaria nada despreciable, también están empezando a hacer valer su condición de fuerza importante de esta nueva derecha. 


La única manera de resolver esta dispersión pasa probablemente por devolverle autoridad y convicción al sector tras un liderazgo fuerte y decidido. Liderazgos de este tipo son los que representan en América dirigentes tan bizarros como Trump, Millei, Bolsonaro o Bukele. Sea Mattehi, Kast o quien sea el que tome la posta, es el futuro de la derecha y ante lo cual debe prepararse el pueblo, la izquierda y el progresismo so pena de tornarse intrascendente. 


viernes, 6 de diciembre de 2024

A fuego lento

Chaïm Soutine. Piece de boeuf. 1923



                                        


En el transcurso de esta semana,  a los escándalos ya conocidos y explotados hasta el hartazgo por la prensa del sistema, se vienen a sumar el de las devoluciones ridículas que las ISAPRES han realizado de los dineros robados a sus usuarios luego del fallo de la Corte Suprema y de la Ley corta aprobada por el Parlamento que estableció la forma de hacerlo efectivo para supuestamente evitar el colapso del sistema sanitario.  

También la declaración del ex ministro Felipe Ward incriminando directamente al pro hombre de la UDI Andrés Chadwick, en la trama de corrupción de los permisos de construcción del grupo Patio y los hermanos Jalaff y los nuevos antecedentes del caso de Maipú que involucran cada vez más claramente a Joaquín Lavín. 

La prensa del sistema abunda en la filtración de antecedentes  que salen de la fiscalía, involucrando a abogados querellantes y defensores como si fueran parte de la misma trama; pone en la misma página cobertura de los casos Monsalve y convenios, tratando de empatar y de ocultar al mismo tiempo imágenes que pudieran ser incómodas -como las de Chadwick yendo a declarar, lo que contrasta con la manipulación pornográfica de las imágenes de Daniel Jadue esposado y vestido de amarillo durante su formalización-. 

El descrédito del sistema no puede ser más generalizado y profunda la pérdida de credibilidad de las instituciones democráticas y cualquier forma de asociatividad, sea de las que representa el Estado -como municipios, Parlamento, empresas públicas- o de las de la Sociedad Civil -como sindicatos, ONG's y organizaciones  vecinales- así como las de los partidos políticos. Es la aplicación más ortodoxa del aserto del asesor fascista de Donald Trumpp, Steve Bannon, de "inundar la zona con mierda". A las perdidas, algún oportunista ultra podría hacerse cargo de restablecer el orden y evitar que toda esta crisis a la que la ha arrastrado el neoliberalismo y el lazais faire desbocado -que es como el ethos de su cultura- pueda convertirse en una posibilidad efectiva de cambio radical, que es a lo que conduce o debiera conducir. 

Mientras siga siendo objeto de debates y elucubraciones de salón; de conspiraciones palaciegas y fórmulas de reforma al sistema político como las promovidas por el senador socialista Alfonso de Urresti con ayuda de la derecha, estas seguirán en el plano de las reformas interminables y a la sociedad en una eterna crisis sin solución excepto las del tipo libertario, republicano o trumpista, que no son otra cosa que la involución reaccionaria de las sociedades a la paz de los cementerios que promueve el fascismo en sus diferentes versiones. 

La crisis del neoliberalismo se cuece a fuego lento pero no conduce necesariamente a la reforma estructural del supermercado en que ha convertido a la sociedad. 

Solamente la irrupción de la diferencia a través de una ruptura provocada por medio de la lucha de masas hará posible que salgan de este círculo vicioso de descontento, apatía y represión. Ello no cierra la vía institucional; al contrario, le abre perspectivas reales de realización y le otorga una legitimidad de la que carece por la misma naturaleza elitista y cerrada a la que la condujo la democracia de los acuerdos. 

Esto no es cuestión de muñequeo ni de fórmulas complicadas sino de voluntad , audacia e inteligencia politica. Señalar las fracturas no para buscar acuerdos inconcebibles sino para mantener abierta la brecha. Reivindicar la diferencia, la identidad de la izquierda y de lo popular desde su historia proyectándose al nuevo mundo que se empieza a abrir paso contra los embates de la derecha por evitarlo y las dudas e incertidumbre de diletante que termina por mimetizarse con ésta.