Francis Bacon. Study of Red Pope. 1971 |
El 4 de septiembre es una fecha simbólica en Chile. En esa
fecha se elegía a los presidentes de la República hasta 1973. Durante el
régimen de Pinochet era un día de conmemoración del triunfo popular de
1970 y de protesta antidictatorial.
Este año, ese día va a realizarse el plebiscito en el que se
va a someter a la voluntad popular la Nueva Constitución.
Los medios de comunicación de masas, controlados
prácticamente todos por las AFP´s y los empresarios, la derecha o instituciones
conservadoras, dan amplia cobertura a creadores y difusores de fake
news, sin tomarse la molestia, siquiera, de verificar la
veracidad de sus contenidos y corregirlos cuando son falsos y abiertamente
malintencionados. Por el contrario, hacen una cobertura sensacionalista,
plagada de titulares amarillistas y tremebundos donde abundan declaraciones de
convencionales de derecha, en su gran mayoría sancionados por el comité de
ética de la Convención.
A los directores y editores de esos medios, no les sale ni
por curados.
El cartel de las encuestas, vaticina un resultado estrecho
si no favorable a la opción rechazo que nadie sabe de dónde sacaron,
considerando el resultado de todas las elecciones realizadas en los últimos dos
años ni sus constantes yerros, los que de tan repetidos las vuelven altamente
sospechosas.
La derecha hace tiempo ya empezó la campaña por el rechazo y
ni corta ni perezosa, la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, ya declaró
que, de ser aprobada, la nueva Constitución va a durar poco. Ni siquiera se
molesta en disimular su actitud sediciosa. Ha contado, además, con un coro de
espectros, cual más bizarro que el otro, que pretenden que hay una tercera
alternativa a las dos que se someterán a referéndum en Septiembre.
Como reza el antiguo y conocido refrán, "Dios los cría
y el diablo los junta". No vale la pena entrar en detalles, pues el único
efecto que han tenido es favorecer la posición del rechazo, dando a entender
que la Nueva Constitución va a ser un engendro usando los mismos argumentos de
la derecha, aunque cuidándose de no llamar a rechazar abiertamente. A estas
alturas, se parapetan tras la defensa del Senado, la institución más
conservadora y rancia de nuestro sistema democrático. Lagos, Insulza, la DC, la
derecha en bloque. Todos los protagonistas de la democracia de los acuerdos, lo
cuidan como la niña de sus ojos, sin importarles que la sociedad ya no lo
necesita ni lo quiere. NO es una defensa corporativa del Senado.
Es una defensa del statu quo de lo más conservador del
sistema político ante el avance de la expansión de la democracia y los derechos
de los trabajadores y trabajadoras.
En todo lo demás, aparentemente, ya han dado por cerrado el
capítulo de la Convención, resignados a su incapacidad de incidir en sus debates
y resoluciones. Su única opción es el rechazo. De la derecha no tiene nada de
extraño y lo que resuelva de aquí al 4 de septiembre, no va a modificar gran
cosa el desenlace.
A medida que se acerca la fecha, sin embargo, todos los
actores políticos y sociales restantes y que aparecen hasta hoy en un estado
reflexivo oscuro e incierto, deberán hacer explícita su posición en el
plebiscito. Y no hay más que dos opciones. Y aunque eso no vaya a
modificar tampoco de manera sustantiva el resultado, va a determinar la
correlación de fuerzas en que se seguirá desarrollando la lucha por la
democracia en nuestro país en el futuro.
La Convención es sólo un primer paso. Importante por cierto
pues es la lápida definitiva de la Constitución de Pinochet, incluidos todos
los parches que se le hicieron durante los gobiernos de la Concertación. Pero
la Constitución, incluso aunque no sufriera reformas en el futuro, establece
reglas nuevas; una nueva concepción de la democracia, opuesta a la de Jaime
Guzmán, Pinochet y la democracia de los acuerdos, en que la estabilidad fue
puesta en el lugar de principio fundamental del sistema político.
En la nueva Constitución son el cambio, la diferencia, la
diversidad de nuestra sociedad, los principios que la convertirán en una sociedad
moderna y en permanente cambio, como la realidad. No serán necesarias tutelas
de “cámaras de hombres sabios” que domestiquen los excesos de la chusma para
mantener una democracia que sólo comprenden y disfrutan ellos.
El 4 de septiembre se empieza a escribir esta nueva
historia. La va a protagonizar el pueblo chileno. La derecha haciendo honor a
su historia solamente se va a oponer, y lo seguirá haciendo, hasta recuperar el
poder para seguir beneficiando a los de siempre. Los librepensadores, los
reflexivos, los amantes de la medida de lo posible, van a desaparecer al mismo
ritmo en que se van haciendo intrascendentes.
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