jueves, 14 de abril de 2022

4 de Septiembre

Francis Bacon. Study of Red Pope. 1971



El 4 de septiembre es una fecha simbólica en Chile. En esa fecha se elegía a los presidentes de la República hasta 1973. Durante el régimen de Pinochet era un día de conmemoración del triunfo popular de 1970 y de protesta antidictatorial. 

Este año, ese día va a realizarse el plebiscito en el que se va a someter a la voluntad popular la Nueva Constitución. 

Los medios de comunicación de masas, controlados prácticamente todos por las AFP´s y los empresarios, la derecha o instituciones conservadoras, dan amplia cobertura a creadores y difusores de fake news, sin tomarse la molestia, siquiera, de verificar la veracidad de sus contenidos y corregirlos cuando son falsos y abiertamente malintencionados. Por el contrario, hacen una cobertura sensacionalista, plagada de titulares amarillistas y tremebundos donde abundan declaraciones de convencionales de derecha, en su gran mayoría sancionados por el comité de ética de la Convención.

A los directores y editores de esos medios, no les sale ni por curados.  

El cartel de las encuestas, vaticina un resultado estrecho si no favorable a la opción rechazo que nadie sabe de dónde sacaron, considerando el resultado de todas las elecciones realizadas en los últimos dos años ni sus constantes yerros, los que de tan repetidos las vuelven altamente sospechosas. 

La derecha hace tiempo ya empezó la campaña por el rechazo y ni corta ni perezosa, la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, ya declaró que, de ser aprobada, la nueva Constitución va a durar poco. Ni siquiera se molesta en disimular su actitud sediciosa. Ha contado, además, con un coro de espectros, cual más bizarro que el otro, que pretenden que hay una tercera alternativa a las dos que se someterán a referéndum en Septiembre.  

Como reza el antiguo y conocido refrán, "Dios los cría y el diablo los junta". No vale la pena entrar en detalles, pues el único efecto que han tenido es favorecer la posición del rechazo, dando a entender que la Nueva Constitución va a ser un engendro usando los mismos argumentos de la derecha, aunque cuidándose de no llamar a rechazar abiertamente. A estas alturas, se parapetan tras la defensa del Senado, la institución más conservadora y rancia de nuestro sistema democrático. Lagos, Insulza, la DC, la derecha en bloque. Todos los protagonistas de la democracia de los acuerdos, lo cuidan como la niña de sus ojos, sin importarles que la sociedad ya no lo necesita ni lo quiere. NO es una defensa corporativa del Senado.

Es una defensa del statu quo de lo más conservador del sistema político ante el avance de la expansión de la democracia y los derechos de los trabajadores y trabajadoras.

En todo lo demás, aparentemente, ya han dado por cerrado el capítulo de la Convención, resignados a su incapacidad de incidir en sus debates y resoluciones. Su única opción es el rechazo. De la derecha no tiene nada de extraño y lo que resuelva de aquí al 4 de septiembre, no va a modificar gran cosa el desenlace.  

A medida que se acerca la fecha, sin embargo, todos los actores políticos y sociales restantes y que aparecen hasta hoy en un estado reflexivo oscuro e incierto, deberán hacer explícita su posición en el plebiscito. Y no hay más que dos opciones. Y aunque eso no vaya a modificar tampoco de manera sustantiva el resultado, va a determinar la correlación de fuerzas en que se seguirá desarrollando la lucha por la democracia en nuestro país en el futuro.

La Convención es sólo un primer paso. Importante por cierto pues es la lápida definitiva de la Constitución de Pinochet, incluidos todos los parches que se le hicieron durante los gobiernos de la Concertación. Pero la Constitución, incluso aunque no sufriera reformas en el futuro, establece reglas nuevas; una nueva concepción de la democracia, opuesta a la de Jaime Guzmán, Pinochet y la democracia de los acuerdos, en que la estabilidad fue puesta en el lugar de principio fundamental del sistema político.

En la nueva Constitución son el cambio, la diferencia, la diversidad de nuestra sociedad, los principios que la convertirán en una sociedad moderna y en permanente cambio, como la realidad. No serán necesarias tutelas de “cámaras de hombres sabios” que domestiquen los excesos de la chusma para mantener una democracia que sólo comprenden y disfrutan ellos.

El 4 de septiembre se empieza a escribir esta nueva historia. La va a protagonizar el pueblo chileno. La derecha haciendo honor a su historia solamente se va a oponer, y lo seguirá haciendo, hasta recuperar el poder para seguir beneficiando a los de siempre. Los librepensadores, los reflexivos, los amantes de la medida de lo posible, van a desaparecer al mismo ritmo en que se van haciendo intrascendentes. 

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