lunes, 21 de agosto de 2017

La crisis del FA y sus consecuencias

Ben Shahn. La pasión de Sacco y Vanzetti. 1932


Por estos días, todos los medios de comunicación hablan de la crisis del FA, por la inscripción de su lista parlamentaria, concentrándose en el distrito 10. Todo por un supuesto veto a la candidatura de Alberto Mayol, lo que desde el primer día fue aclarado por todos los involucrados: los candidatos de esa coalición ya electos en sus respectivas primarias; la Mesa Electoral del FA y su Mesa Nacional.

Nunca hubo el tal veto y si lo hubo, fue sólo después de una serie de altercados por la prensa y las redes sociales protagonizados por el citado aspirante a candidato.  

Finalmente, tras una serie de rocambolescos malos entendidos, exagerados por medios como La Tercera, El Mercurio, La Segunda y El Mostrador y que han sido por semanas las delicias de opinólogos, cientistas políticos de ocasión, filósofos new age y psicoanalistas, que hacen nata en facebook, twiter y páginas web de distinto signo, todo el entuerto fue resuelto y su resolución aceptada por todos los involucrados en los mismos términos que desde el primer día se habían planteado.

Quedó eso sí desde ese primer día hasta el de su desenlace definitivo un reguero de tinta, páginas y páginas de invectivas y declaraciones rimbombantes, sesudos análisis, apelaciones a los “territorios”,  un vago constructo ideológico denominado “lo social”, las nuevas prácticas, etc. 

Tras ellos, están los que siendo frenteamplistas tratan de poner racionalidad al asunto y los que desde las mismas filas, intentan hacerse un lugar pontificando sobre la moral, los principios y los estilos de hacer política.

Pero los hay también que han festinado de toda esta situación, en la que -siendo francos- el FA no ha colaborado mucho. En primer lugar, por cierto, Chile Vamos que como dijo Piñera, muy suelto de cuerpo, al contrario que el FA y la NM, resolvió sus diferencias en la elaboración de su lista parlamentaria a tiempo y sin tanto drama. Columnistas e intelectuales liberales y de derecha que se refieren con paternalismo cuando no con sorna al FA.

Este, no solamente ha puesto en juego lo que había construido hasta ahora por una minucia en la elaboración de su plantilla parlamentaria y en lo que dice relación solo con un distrito.

Además, ´porque uno de sus principales referentes, el diputado Giorgio Jackson ha sido prácticamente lapidado y el diputado Boric, el único de los dirigentes de la coalición que ha tenido la decencia de proteger a su compañero y colega de los ataques de que ha sido objeto por sus supuestas intenciones de ser “blindado”; de bajar candidaturas o de designarlas a dedo, ha sido puesto en la difícil situación de defender a su coalición y legitimidad por sus erráticas decisiones e incapacidad de mantener cierta coherencia en medio de todo este bochorno.

¿Qué es lo que queda de todo este episodio? No el debilitamiento del FA, por cierto, ni de sus posibilidades en la elección presidencial pues toda esta historia aparentemente a quien interesa es sólo a una pequeña franja de la sociedad más politizada y activa. 

A quienes realmente afecta es a sus principales liderazgos, los que han sido presentados por los medios –lamentablemente contando con el coro de seudo teóricos y fanáticos de las bases y las asambleas-  como autoritarios primero; pusilánimes, erráticos e incapaces después.

¿A quién le conviene? Ciertamente a la derecha, que tiene al borde de la expolsión al FA, un escenario muy favorable para enfrentar una nueva situación política en que el sistema proporcional que reemplazó al binominal obliga a todas las fuerzas políticas –especialmente a las interesadas en el cambio social y político- a buscar alianzas y acuerdos en el futuro parlamento para la aprobación de leyes que continúen y profundicen las reformas que empezaron en este gobierno.

Eso sin considerar lo que vaya a pasar en la segunda vuelta, sea Beatriz Sánchez o Alejandro Guillier quien tenga que enfrentar a Piñera en diciembre. Un escenario de profundización de la dispersión política de los sectores de izquierda y centro izquierda que sólo facilita las pretensiones de la derecha de recuperar el gobierno. 


viernes, 18 de agosto de 2017

Arte en la educación: una tarea para el próximo gobierno

Edgar Degas. Clase de danza en el Teatro de la Opera, 1872


En Chile estudian actualmente en el sistema escolar formal más de tres millones y medio de niños y jóvenes. Poco menos de un millón en la educación secundaria y más de dos millones y medio en la Educación Básica. Es evidente la potencia que tiene un sistema de esta relevancia en la política cultural de cualquier Estado.

Después de la familia, es el primer acceso de los niños al saber, las tradiciones, la cultura -entendida en un sentido amplio- y la historia de su comunidad, de su sociedad. Es lo que expresa el curriculum escolar. 

Desde el año 1990, éste ha sido objeto de numerosas reformas y en todas ellas, sin excepción, las áreas artísticas han disminuido su presencia en los Planes de Estudio, tanto de la enseñanza básica como secundaria. En la Educación Básica, concentrándola entre primero y cuarto, con dos horas semanales de música y arte visual que van disminuyendo progresivamente de quinto en adelante hasta llegar a dos de "educación artística" en 8°. Y dejándolas como asignaturas optativas en la EM; de hecho, en la educación TP desaparece en 3° y 4° Medio.

La implementación de las artes en la actividad escolar ha sido enfrentada de dos maneras: la primera mejorar los programas, actualizando contenidos y objetivos de aprendizaje en relación con las nuevas tecnologías, enfatizando el carácter expresivo y de comunicación de las artes; introduciendo como parte de estos contenidos, lenguajes ausentes hasta entonces del curriculum como el teatro y la danza; el cine y el video. 

Pero hay un problema. A esos nuevos contenidos no se les asigna un tiempo en el Plan de Estudios y por tanto, quedan en muy buenos programas que no se materializan en la actividad escolar. Entonces, se ha tratado de compensar esta carencia, a través de planes y programas "extracurriculares": los ACLE -al principio de la reforma del año 95-; OKUPA y ACCIONA del CNCA; aumentando la oferta, financiamiento y mejorando la gestión de instituciones como Matucana 100 o los Talleres Balmaceda 1215; la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles.

De los más de tres millones de estudiantes que hay en Chile, sin embargo, sólo hasta los  nueve años ellos tienen un acceso -precario por lo demás- a estas manifestaciones de la cultura. De los diez años en adelante, ello depende de la buena voluntad de algún sostenedor; del acceso a financiamientos por la vía de las donaciones; del talento e intuición de buenos docentes y no de su preparación académica lamentablemente.

Es impresionante, sin embargo, como ministros de educación, de cultura, autoridades regionales y parlamentarias y hasta presidentes de la república, hablan de "calidad de la educación" sin tomarse la molestia siquiera de mencionar datos tan brutales: que más de la mitad de nuestros niños y jóvenes no tienen acceso a conocer el patrimonio cultural de su país y de la sociedad; que no tienen derecho a imaginar, a crear, y a expresarse por medio de los lenguajes artísticos.

Ello sin considerar a los miles de talentos innatos que hay en escuelas y liceos pobres de nuestro país pero que no tienen un  profesor de arte, de música o de teatro; una guitarra, una sala de pintura o más grave aún, una escuela artística especializada en su comuna en la cual desarrollarlos, como opción vocacional y hasta laboral.

El arte, en buenas cuentas, está presente en el discurso de la institución escolar y en las políticas públicas, como una ideología. Un adorno o discurso legitimador de la exclusión; de la ignorancia y la desigualdad en el acceso y disfrute de los bienes culturales.

Lamentablemente, durante el actual período presidencial, pese a todos los cambios impulsados al marco regulatorio de la educación privada con subvención estatal, la disminución de las pruebas SIMCE, el impulso de la desmunicipalización escolar y la carrera docente, en esta materia es poco, por no decir nada, lo que se avanzó. Será un próximo gobierno quien tenga que hacerse cargo de ello. 

No habrá una reforma completa de nuestra educación y no se superará definitivamente la pesada herencia neoliberal de abandono, pobreza y desigualdad de nuestra educación mientras así no se haga.