martes, 27 de junio de 2017

Irracionalismo y política en el Chile actual

Francisco Goya y Lucientes. Capricho


Todos los medios hablan del bochornoso debate de los precandidatos de la derecha en televisión. El presidente de la CPC, el ex ministro de RREE de Sebastián Piñera, dice que “esperaba más” al tiempo que lo comentado por los medios y en las redes sociales, son los improperios, las burlas y ataques, francamente chabacanos por lo demás, que se espetaron mutuamente. 

No hubo ideas, análisis ni propuestas. Una coalición que hace un año, celebraba su "triunfo" en las municipales, hoy día aparece dando un espectáculo televisivo aparentemente insulso. 

Un debate carente de contenido; más parecido a un reality show que a una confrontación política entre quienes aspiran representar a su sector y gobernar el país. 

Sin embargo, lo que en apariencia es un espectáculo insulso es un evento lleno de connotaciones y muy revelador de lo que es la derecha y podría llegar a ser en el gobierno.

En efecto, a la falta de ideas  excepto la archiconocida receta de privatizaciones, flexibilidad laboral, destrucción del medioambiente y apertura comercial, la derecha y la reacción recurre a la irracionalidad; la prepotencia y la violencia -verbal en este caso- para tratar al adversario. 

Es fácil imaginar que si lo hacen entre sí y públicamente, serían capaces de eso y más en caso de gobernar el país con quienes se opongan a su conocido repertorio de eternas "modernizaciones". 

En un país en el que la reflexión y la deliberación democrática de la sociedad ha sido reemplazada por los automatismos del mercado, lo que parece un espectáculo bochornoso es en realidad una operación mediática parecida a la transmisión televisiva de la Guerra del Golfo en 1991. La barbarie convertida en espectáculo.

Una expresión de fascismo puro y duro. Lo aparentemente insulso carga un contenido, un pensamiento, una moral profundamente reaccionaria y violenta.


Lo peor de todo, es que son posiciones que aún con todo lo que tienen de reaccionario, inmoral y embrutecedor, son capaces de movilizar opinión pública y una fuerza electoral considerable. Y es ese, precisamente, el sentido de televisar semejante pantomima.

No hay ningún error de cálculo ni un traspié inesperado. Es el último recurso de la derecha; infundir temor, ira; descalificar al otro -aunque sea de los mismos-.

No hacerse cargo de esto, es como dice Mayol "no entender nada" y una posición muy cómoda para el intelectual de clase media que no arriesga mucho en esta coyuntura, y en su caso además, cuando proviniendo de una familia de derecha y burguesa, no ha tenido que resistir la represión, la persecución, la falta de empleo o los bajos salarios. 

Algo parecido al rol que jugó MEO en las elecciones del 2010. 

En ese caso, las posibilidades de una derechización de la situación nacional, como ha ocurrido en Brasil y antes en Argentina, son más altas que hace un par de meses. Y en este caso, eso no depende única y exclusivamente de tendencias históricas ineludibles sino de la voluntad política. 

viernes, 16 de junio de 2017

Actualidad del autoritarismo

Francisco Goya y Lucientes. Capricho 43




En todo el mundo se manifiestan signos preocupantes de surgimiento de autoritarismos y propuestas reaccionarias de diverso signo.

Es el punto de llegada de una cultura que como preconizaba tras la caída del Muro de Berlín el filósofo pop Francis Fukuyama, se concibe a sí misma como el fin de la historia humana.

Este supuesto triunfo definitivo del liberalismo y del individualismo burgués, trajo consigo el presunto fin de las ideologías; el fin de las utopías, de los sujetos sociales, de toda trascendencia y por tanto de las éticas deontológicas. La única posibilidad aparente es retroceder.

Para unos un paisaje desolador; para otros, de un aburrimiento tolerable sólo gracias al buen humor.

En uno y otro caso, manifestaciones de un pesimismo para el que en este mundo el pensamiento no procede.

América Latina no es una excepción. 

Las posiciones reaccionarias, aunque no tengan el mismo peso político que en los noventa, siguen siendo en efecto un factor a considerar y menospreciarlas, una candidez que podría resultar  fatal para nuestros pueblos. 
  
Su último recurso proviene precisamente de la incapacidad de nuestra sociedad de cuestionar los principios del sistema de dominación vigente basado en la privatización, la desregulación de los mercados y la flexibilidad laboral; el consumo como fuente de toda satisfacción y la competencia, la única manera de obtener mejores posibilidades de desarrollo individual y social.

El recurso a la irracionalidad, al espontaneísmo, a los comportamientos más pedestres como son la desconfianza, la ira y el temor, es a lo que la derecha, en momentos de crisis política y social como la que se está incubando hace tiempo en nuestra sociedad, ha recurrido en ocasiones anteriores. 

Ello, pues ayudan a disimular las verdaderas fuentes de la dominación y facilitan las cosas a las soluciones populistas y reaccionarias.

Esta política cultural, este embate del irracionalismo, mezcla de neoliberalismo decadente, conservadurismo campechano, retórica pseudocientífica y aires de seriedad republicana, es su último recurso hoy por hoy.

Lo que parecen, a primera vista, chistes, demostraciones de ignorancia, comportamientos inconsistentes, mentiras, despropósitos, falacias y demagogia, no son equivocaciones o tropiezos de campaña; son el verdadero contenido de su posición y propuesta. 

Liberales que se manifiestan contra el aborto; que dicen que la homosexualidad es una enfermedad; que visitan a genocidas encarcelados; que evaden impuestos y burlan su propia ley; que justifican la represión en La Araucanía, abominan de los inmigrantes;  legitiman el cobro por la prestación de servicios que son derechos –como la educación, la previsión y la salud-; la entrega de nuestros recursos naturales -mineros, marítimos, forestales, el agua y  la tierra- a un puñado de empresas privadas, son lo mismo que terratenientes católicos. 

Y lo peor de todo, es que son posiciones que aún con todo lo que tienen de reaccionario, inmoral y embrutecedor, son capaces de movilizar opinión pública; una fuerza electoral considerable; influir en el trámite de leyes trascendentales para el país. 

Lamentablemente, una posibilidad real considerando ese ambiente cultural en el que no hay cabida a la reflexión y el debate, gracias a lo cual el autoritarismo, la reacción moral, social y política todavía tiene posibilidades de disputar el gobierno.






martes, 6 de junio de 2017

¿Hacia dónde vamos?

Georg Grosz. Eclipse de sol, 1926



Uno abre diarios y revistas de actualidad y lee en todos ellos sesudos análisis acerca del cambio la situación política del país.

Fundamentalmente desde que la DC decidiera presentar su candidatura en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, sin considerar la opinión de sus aliados respecto de realizar una primaria de la NM para elegir a su abanderado.

Lo otro que ocupa un espacio importante en los medios, es el despliegue de la candidatura de Sebastián Piñera, quien por momentos pareciera estar  compitiendo ya por la presidencia de la república y no por ganar la primaria de su sector.

Su candidatura representa lo más reaccionario del pensamiento derechista. Ultra liberal en materias económico sociales y pechoño decimonónico  en materias morales y culturales. 

En resumen, el nuevo cuadro se caracteriza por la división de las fuerzas de centro-izquierda y la hegemonía reaccionaria que se impone en la derecha.

Este cuadro es el resultado de  muchos acontecimientos de luchas y contradicciones, acuerdos y rupturas, transformaciones, avances y retrocesos, protagonizados por movimientos  de masas y partidos políticos, y está lejos de ser la mera confirmación de las tendencias.

Son precisamente resultado de acontecimientos, en algunos casos incluso, impredecibles, sobre los que ha sido  necesario actuar.  La incapacidad de la precandidatura de Ricardo Lagos de abrirse paso en la NM, pese a sus sinuosas maniobras, gestos grandilocuentes y favoritismo de la prensa; los intentos infructuosos de la DC por sacar a los comunistas de la coalición recurriendo a toda clase de provocaciones; la presión de la movilización de masas exigiendo el cumplimiento del programa e ir más allá incluso.

También las reformas políticas al sistema electoral y a los partidos políticos; los avances en materia de restitución de derechos, pese a las limitaciones que la institucionalidad política vigente impone al despliegue  del programa de reformas de gobierno; lo que se ha llamado una "crisis de legitimidad" o "crisis de confianza" producto del conocimiento público de las promiscuas relaciones entre el empresariado y conspicuos políticos de derecha y de los partidos de la extinta concertación.

Sin embargo, el cuadro es muy inestable y esta misma situación puede todavía sufrir modificaciones. El alto abstencionismo y la indiferencia que chilenos y chilenas manifiestan por los asuntos públicos, lo hacen todavía más incierto. 

La primera y más probable de estas modificaciones , la caída de Pïñera de su lugar de privilegio en la oposición, sea por una baja participación en las primarias de la derecha, porque sus competidores lo alcancen o hasta por la posibilidad de que decline su candidatura antes de agosto. 

Ello, en todo caso, sólo para confirmar la posición ultra reaccionaria que ocupa la derecha en nuestra sociedad y que demuestra que ni hay ni nunca ha habido algo parecido a "derecha democrática" y por el contrario, el rol histórico que hoy en día cumple y siempreha cumplido. 

En segundo lugar, que la dispersión -circunstancial por ahora- de las fuerzas de centroizquierda se consolide en el largo plazo. En este sentido la aparición del FA pudo haber sido precisamente el factor que incidiera favorablemente a una resolución progresista de esta situación política. 

Pero no ha sido así y en lugar de ello, se ha extraviado en la búsqueda de una identidad que se define por cuestiones exclusivamente formales, como la crítica al "duopolio", sin poner ni un solo aporte novedoso en la situación política, excepto su aspiración de hacer lo mismo que la NM pero más rápido, lo que en el transcurso de la campaña por las primarias han tenido que matizar . 

En ese caso, las posibilidades de una derechización de la situación nacional, como ha ocurrido en Brasil y antes en Argentina, son más altas que hace un par de meses. Excepto que las fuerzas democráticas -tanto las de dentro como fuera de la NM- tiendan a converger, ojalá antes de la segunda vuelta de las próximas elecciones presidenciales y no repetir el papelón de MEO en una ocasión anterior muy similar el 2010. 

Y que esta convergencia se de también en las organizaciones sociales en función de profundizar el protagonismo y la incidencia de las masas en las reformas en curso y las que con toda seguridad deberán continuar en un próximo período presidencial a menos que sea de la derecha.