viernes, 30 de agosto de 2024

Fraude y Democracia en América


Max Beckman. Traum von Monte Carlo. 1939-1943 


Las recientes elecciones en Venezuela han proporcionado la ocasión para debatir de democracia en América Latina. La prensa derechista y la no tan derechista, aunque igualmente conformista y defensora de la estabilidad de la sociedad actual, se ha encargado de tener en titulares las acusaciones de fraude de la oposición de ese país durante semanas y alimentar una supuesta controversia al interior del gobierno, la colación de partidos que lo apoyan, sus bancadas y al interior de ellos mismos.

Consecuentemente también, las reacciones que estas han provocado; entre ellas, las explicaciones de los organismos encargados de velar por ellas; las del gobierno venezolano y también la de los partidos, dirigentes políticos, parlamentarios y autoridades de gobierno y oposición en Chile, sin que ello aparezca en ningún estudio de medición de la opinión pública como una de sus preocupaciones ni haya motivado movilizaciones sociales que vayan a cambiar en algo la situación del país.

Según estos mismos estudios, además, tampoco tendría algún impacto en las próximas elecciones, demostración de la desconexión brutal entre los medios; el periodismo y los periodistas -salvo honrosas excepciones-; las empresas dedicadas a las comunicaciones y el marketing y la sociedad real. Ciertamente, es legítimo que, en uso de su libertad para expresar opiniones y pensamientos políticos y filosóficos, lo haga tratando de influir en ésta y modelar también el tipo de sociedad a la que aspiran sus dueños y a quienes representan, aun cuando no necesariamente sean expresión de lo que ella es.

El problema es que tampoco lo hacen. La cantinela del "fraude" y la "dictadura de Maduro", apenas se pronuncia sobre su contenido. No dice nada acerca del tipo de sociedad a la que aspiran sus voceros, dejando tras de sí apenas un eco. Cuando en alguna parte del mundo dicen ¡democracia!, en Chile, Argentina, Perú o alguno de los que encabezan la campaña de denuncia del fraude se escucha "....cracia...cracia...." Cuando alguien grita ¡libertad! resuena el eco "...tad....tad....tad". Todo el contenido de estos conceptos ha sido vaciado y elevado las formas y la superficie de la convivencia social y política, a la categoría de principio y esta réplica, a la de su contenido de verdad.

La discreción y la cautela con la que han actuado algunos referentes políticos y gubernamentales del mundo para referirse a ello, dan cuenta precisamente de que el asunto es mucho más que la existencia o inexistencia de las dichosas actas. O de los procedimientos institucionales de reclamación, verificación y difusión de los resultados, en el transcurso de los cuales muchas cosas han pasado sin que los savonarolas latinoamericanos se hayan referido a ellas para limitarse a gritar ¡fraude! cada vez que se les presenta la ocasión.

En un momento radicalmente decisivo para la humanidad, en la que la combinación de intereses económicos de las grandes corporaciones, el supremacismo racial y el chovinismo, unidos al militarismo estadounidense se prepararan para defender con uñas y dientes su condición de potencia hegemónica en el mundo -usando a América Latina como retaguardia dada su riqueza en recursos naturales, agua dulce y tierras cultivables- resulta de una candidez grotesca o peor aún, de un oportunismo supino hacerlo.

Defender la democracia a partir de las formas, sin referirse a su contenido, esto es, los Derechos del ser humano, del hombre y la mujer, del medioambiente y todo lo que es producto de su actividad creativa y sin hacer alusión a la situación catastrófica a la que el neoliberalismo ha arrastrado a la humanidad en las últimas décadas en las que una Europa decadente alineada tras un todavía más decadente imperio norteamericano, resulta por demás hipócrita. No referirse a la sociedad a la que se aspira construir en reemplazo de un capitalismo neoliberal que en su agonía ha arrastrado al mundo al colapso medioambiental; a las guerras; la crisis económica y una permanente recesión con sus secuelas de desempleo, aumento de la pobreza y la desigualdad, miopía y cortoplacismo.

Queda mucho por decir al respecto. Mucho por hacer también. La solución pacífica y democrática de un conflicto cuya naturaleza y contenido ha sido encubierto por la propaganda más chabacana y la abdicación del progresismo a adoptar una posición frente al fin de la hegemonía norteamericana, pasa por llenarla de contenido. Democracia, soberanía, autonomía económica, cultural y política, independencia nacional, defensa del medioambiente y los derechos humanos. Hacerlo es lo que establece el límite entre el auténtico progresismo y la reacción y defender la democracia en Venezuela sin hacer referencia a esto, un gesto vacío.

 


domingo, 25 de agosto de 2024

Parafraseando a Schakespeare


Hamlet, Horacio y Marcelo ven al fantasma. Litografía. Londres 1890


Algo huele mal en Chile. La verdad es que ya ni siquiera se trata de que algo huela mal. Toda la basura del modelo, con su pestilencia correspondiente, ha quedado al descubierto estos días. El caso del conocido abogado Luis Hermosilla, es solamente la manifestación visible de la corrupción que se expande por todos los intersticios del sistema político y económico vigente. Viéndolo de esta manera, no tienen nada de raras las conclusiones del informe del PNUD. Una sociedad desconfiada, que anhela transformaciones pero que no cree en la posibilidad de realizarlas porque el sistema las obstruye, pues como ha quedado al descubierto en esta ocasión, los intereses privados prevalecen sobre los públicos. 

Es imposible no hacer la relación que cualquier ciudadano o ciudadana de a pie hace entre las redes de corrupción tejidas por Hermosilla y de la impunidad de la que habían gozado por mucho tiempo, con la  prisión de miles de compatriotas -pobres y sin título- o el escarnio del que son objeto dirigentes de izquierda como Daniel Jadue o Iarcí Hasssler por los medios del sistema y un par de periodistas que opinan de farándula con la misma gravedad con la que lo hacen para referirse a la coyuntura política. Precisamente parte del problema señalado por el organismo internacional.

Un oscuro personaje con ínfulas de James Bond latinoamericano que presume de un fantasioso paso por grupos militares que combatieron a la dictadura en los que no habría sobrevivido cinco minutos por su fanfarronería; consejero y amigo de importantes políticos de derecha, ex funcionario del gobierno de Piñera y asesor de empresarios que se han hecho el pino como prestamistas, más bien parece una suerte de Rasputin criollo. Pero tal como en el caso del charlatán ruso, Hermosilla es apenas un engranaje de una máquina mayor. 

Tal como lo ha señalado, en efecto, la senadora Loreto Carvajal, el problema es la indigencia de la CMF para fiscalizar y regular esas empresas de factoring en las que se urden truculentas tramas asociadas al cobro de deudas y que son como aceite para el sistema financiero. Este es el caldo de cultivo para estas prácticas de las clases acomodadas para las que Hermosilla actuaba como consejero, operador e intermediario. 

La moral de éstas, basada en la búsqueda desenfrenada de ganancias rápidas y ojalá, sin mediar mucho esfuerzo, lo que comúnmente se denomina usura, ha quedado al decubierto por estos días. No representa probablemente ninguna novedad, considerando los colosales fraudes cometidos por alcaldes de derecha, tema sobre el que no vale la pena insistir considerando la desfachatez con la que actúan ellos y sus partidos; la condescendencia con la que son tratados por un poder judicial que cada vez esta más cuestionado por sus promiscuas relaciones con estos políticos conservadores y operadores como Hermosilla, que actúan como testaferros de especuladores, prestamistas y usureros. 

Algo similar a lo que ocurre en el sector inmobiliario, que tal como Marx describió es uno de los destinos preferidos para la inversión de las ganancias que circulan por el sistema financiero, extraídas de la sobreexplotación de los trabajadores, que en el caso chileno se expresa en un salario promedio de 582.000 pesos mensuales que apenas alcanzan para pagar el arriendo y un poco de pan. Los escándalos de edificios construidos sobre sitios que representan un invaluable tesoro ecológico y para peor de males, sin ningún tipo de consideración acerca de su seguridad y sustentabilidad o como en el caso en que está involucrado el senador de RN Rodrigo Galilea, terrenos inundables, dejan al desnudo su falta de escrúpulos y la connivencia de quienes tenían la obligación de fiscalizarlos desde los organismos reguladores. 

El PNUD le acaba de dar un mentis a la soberbia de la elite política y económica, demostrando que casos como el de Hemosilla, o antes los de los alcaldes de la UDI y RN, los ex comandantes en jefe, directores de la PDI y miembros de la alta jerarquía  del poder judicial, PENTA, SOQUIMICH y otros, no son casos aislados o excepciones. Ni éramos el tigre que presumía la elite económica y política ni la democracia impoluta que nos trataron de hacer creer. La moral de clase basada en la codicia, el oportunismo y la avaricia sobre la que se sustenta, la están corroyendo y le abren de par en par las puertas al populismo de ultraderecha, de no mediar una decidida acción de la izquierda y las organizaciones sociales para denunciarlo y oponerle principios inspirados en la aspiración de una nueva sociedad. 

domingo, 18 de agosto de 2024

¡Con mi plata no!

Marinus van Reimaesrwale. El recaudador de impuestos. 1542



En 1987, en una de sus típicas improvisaciones pronunciadas con esa voz nasal y desagradable que lo caracterizaba, rodeado de su séquito de acólitos entre los que destacaban Coloma, Chadwick, Lavín, Longueria, Cardemil, violadores de los Derechos Humanos, nuevos ricos como su yerno Ponce Lerou y un empresariado variopinto que sacó ventaja de las políticas implementadas por el entonces joven ministro de hacienda Hernán Büchi, Pinochet realizó una de sus más profundas profecías: "haré propietarios y no proletarios".

 

Por cierto, el cumplimiento de esta tuvo un costo social enorme, el que se expresaba en cifras de pobreza que bordeaban en 40% al culminar su dictadura. Tampoco fue, como presumía el filósofo pop del neoliberalismo Joaquín Lavín en ese entonces, producto de una revolución silenciosa  consistente en la aplicación de una acertada política económica. Ni tampoco, como se sostuvo por décadas, gracias a la arquitectura institucional inteligentemente concebida e implementada por Jaime Guzmán y un par  de ideólogos más de la dictadura.

 

La una y la otra son el resultado de la violación sistemática de los Derechos Humanos; la persecusión y aniquilamiento del movimiento sindical; la censura y la proscripción del pensamiento y las opiniones opositoras, lo que llegó a expresarse en el medieval artículo 8° de la Constitución del 80 o del 24 transitorio que legalizaron la persecución y el aniquilamiento de la izquierda. En realidad, la dictadura y la derecha no hicieron ninguna gran obra, excepto el genocidio del pueblo chileno.

 

Hoy en día, emerge entre las ruinas de oropel de su obra, esa concepción del hombre de Pinochet, que lo convierte en un individuo que mezquina las migajas que el sistema le permite. La industria de las AFP´s colocaron  en la boca de sus testaferros el lema "con mi plata no", consecuencia de la sentencia pinochetista y que sería, según sugirió José Piñera en una reciente intervención realizada en Argentina -epicentro de la reacción y cabeza de playa de la política de la derecha norteamericana en América Latina-, la que habría definido el resultado del plebiscito constitucional posterior a la Convención Constitucional y la habría garantizado el triunfo a la derecha.

 

Un triunfo cultural ciertamente, producto de la represión y el control del Estado que los empresarios, especuladores y prestamistas, han tenido por décadas. Producto de una batalla cultural que se libra en todos los ámbitos de la vida social y política. En los medios, en el sistema educacional; en la movilización de las organizaciones sociales y ciudadanas por el cumplimiento de sus reivindicaciones y  en el Estado y las  instituciones. Es precisamente la batalla que debiera definir en el mediano plazo la dirección en que se resolverá la crisis política e institucional que tiene crujiendo al país y en la actualidad, colgando en la incertidumbre. Situación de la que la ultraderecha saca ventaja; que está determinando el hundimiento definitivo de lo que queda de los representantes de la democracia de los acuerdos pero que no necesariamente garantiza el éxito de quienes luchamos por la transformación del modelo neoliberal.

 

De hecho, es esperable que esta situación sea aprovechada por sus sostenedores para provocar la irrupción de un centro radical que la posponga indefinidamente en medio de espasmódicos estallidos de descontento social. Va a ser definitoria, por lo tanto, la movilización de la opinión pública; de las organizaciones sociales y sindicales para presionar en el sentido de la realización efectiva de las reformas impulsadas por el gobierno en educación, pensiones y negociación colectiva, y que le ponga músculo y contenido a las candidaturas de la izquierda, que según sugieren recientes encuestas, con todo lo relativo e interpretables que son, tienen buenas posibilidades tanto en las elecciones locales como en las próximas presidenciales.

 

La reforma cultural y el triunfo de los que luchamos por más democracia, más justicia social, más igualdad, más libertad y autonomía social y personal pasa necesariamente por la lucha contra la ideología reaccionaria y proempresarial que se oculta tras el lema "con mi plata no". Por desenmascarar su contenido de clase, que es la defensa de la propiedad de los grandes consorcios a través de la apropiación mensual de parte de los salarios de trabajadores y trabajadoras, a los que se hace creer que su humilde propiedad secuestrada por las AFP´s es equivalente o similar a la de sus dueños. Es el carácter de clase de la propiedad en el sistema neoliberal lo que está en disputa, no solamente su disponibilidad.

 

Es una lucha que se desarrolla en este momento en forma preferente en el Parlamento como si sindicatos y organizaciones sociales no tuvieran nada que decir al respecto. De esa manera, lo que es un debate cultural se presenta como una cuestión técnica o en el mejor de los casos, como un asunto de sus presuntos representantes políticos. Así las cosas, lo más probable es que la derecha va a poder seguir posponiéndola eternamente y las AFP´s incrementando su fondo multimillonario, fondo con el que financia los negocios de un puñado de magnates y que fundamentan su hegemonía política, social y cultural sobre el resto de la sociedad.


miércoles, 14 de agosto de 2024

Chile: Cuando la necesidad se transformó en virtud

Jean Antoine Watteau. Capitulaciones de boda y baile campestre. 1711



Por estos días se conoció el acuerdo en el senado para destrabar la discusión sobre la reforma del sistema previsional. Este hecho sólo viene a confirmar una vez más que la derecha y pese a todo el desprestigio y falta de confianza con el que carga, la Asociación de AFP's son las que determinan el ritmo de la discusión, que quedó postergada hasta enero, a la espera probablemente del resultado de las elecciones municipales.

 

Resulta francamente inverosímil. Uno de los elementos más importantes del sistema económico y social vigente, generador de pobreza y déficit fiscal y al mismo tiempo, de inmensas fortunas y negocios fastuosos y multimillonarios; políticamente inviable y socialmente carente de toda legitimidad, sigue siendo objeto de una discusión interminable e irresoluble en el Parlamento, como la de los teólogos de la Edad Media.

 

En este sentido, muchos saludan y se felicitan del acuerdo y la derecha, con la hipocresía y la falta de pudor que la caracteriza, asiente con una sonrisa benevolente. Su condición mayoritaria en el Senado, condición otorgada por unos cuantos tránsfugas que se autodenominan de centro izquierda, es la que se lo permite, mientras algunos oportunistas que blandían hace no mucho retroexcavadoras de plástico, la felicitan por su republicano gesto o a sí mismos por su habilidad para ponerse de rodillas.

 

Ciertamente los ministros Mario Marcel y Jeanette Jara han tenido una paciencia y especialmente un estómago bastante firmes como para soportar por enésima vez la monserga de la derecha y de las AFP´s en el sentido de lo poco que ahorran los trabajadores y trabajadoras; lo mucho que viven; y la patraña de los operadores políticos y las paranoideas teorías acerca de la intención del Estado de quedarse con los ahorros de trabajadores y trabajadoras, que ellos tienen bajo su poder hace décadas y de los que alimentan sus obscenas fortunas y sus campañas políticas.

 

A los ministros no les ha quedado otra que bailar con la fea y hacerse cargo de una situación en la que el control que los poderes fácticos han puesto a nuestra democracia. Contentarse con unas cuantas reformas inocuas obtenidas mediante el muñequeo y fórmulas cada cual más complicada que la otra, como las que han dado origen a nuestro singular sistema económico social lleno de áreas oscuras de colaboración público privada donde se amasan fortunas con plata del Estado; reino del pituteo y el matute y muchos antiguos luchadores, han encontrado un nicho para sobrevivir a sus inclemencias.

 

Así, lo que alguna vez se esgrimió como argumento para justificar la necesidad de la política de los acuerdos, se transformó en una virtud republicana, la que ciertamente no tiene nada que ver con la vida real de millones de chilenos y chilenas y que explica, la ridícula legitimidad que ostentan instituciones como el Congreso y los tribunales de justicia. Cada cierto tiempo, sin embargo, como el 2006, el 2011 o el 2019, el pueblo encuentra la manera de recordárselo y la fuerza telúrica que se acumula tras las exclusiones, los abusos y la desconsideración con la que es tratado por los ricos, politicastros venales y opinólogos de farándula, reacciona haciéndoselos presente.

 

Las recientes alzas; las demostraciones de falta de escrúpulos de las ISAPRES y sus representantes políticos, sumados a la ineficiencia de las empresas distribuidoras de energía eléctrica y el desamparo en que dejan a miles de usuarios durante semanas -de los que además se mofan con unas explicaciones absurdas acerca de su inoperancia- la acumulan para otorgarse una nueva oportunidad de reforma.

 

Sin embargo, la pasividad con la que estas han sido toleradas o en muchos casos, comentadas con aires de gran sabiduría por dirigentes políticos y sindicales, solamente le despejan el camino a Kast y su patota, que con sus explicaciones sentimentales y facilonas, como ha señalado la ex presidenta Bachelet, llega con mucho mayor eficacia al pueblo.

 

Esta conversión de la necesidad en virtud, en realidad no es otra cosa que la naturalización  de las condiciones de la dominación neoliberal y la renuncia a plantearse la posibilidad de una transformación efectiva y estructural de las bases sobre las que se ha construido la sociedad actual, caracterizada por la desigualdad; el abuso, la destrucción del medioambiente y la exclusión, apenas contenido por algunos parches gracias a los cuales no se colapsa definitivamente y el pueblo sobrevive, pero que también puede que se normalicen y terminen por pavimentarle el camino al fascismo.


martes, 6 de agosto de 2024

¿Hasta cuándo estirar el elástico?

 

Gustav Dore. Grabado para Gargantúa y Pantagruel. 1832-1833

Por estos días salió a la luz pública que la Asociación de AFPs ha hecho circular entre los parlamentarios una minuta sobre la reforma del sistema previsional impulsada por el gobierno, que según el ministro Marcel excede el debate técnico y se adentra en el de la política.

Sería ingenuo en este sentido suponer que se trata de un problema que se está tratando exclusivamente en el más desprestigiado de los poderes del Estado, el Parlamento. No son tampoco, sólo las AFP´s las preocupadas del asunto. Se trata de una cuestión que está presente en las discusiones que, en sordina, se dan en todos los casinos de los lugares de trabajo; en todas las reuniones familiares; en los almacenes de los barrios, acumulando una creciente indignación, incluso entre quienes andan repitiendo el slogan "con mi plata no". El sistema previsional actual, las AFP´s, perjudica a todos los chilenos y chilenas, excepto a sus dueños. La caída de la bolsa de este lunes en los Estados Unidos, la que ha arrastrado a las del resto mundo, hace prever casi con absoluta certeza, la de los multifondos, no así -como siempre ha ocurrido- sus excéntricas ganancias.

En buenas cuentas, el chancho está mal pelado.

Para peor de males, a los aporreados chilenos y chilenas, el cambio climático los pilla en la más absoluta indefensión frente a las catástrofes que sus descomunales efectos producen, como inundaciones, temporales de lluvia y viento ante los cuales debe reaccionar recurriendo a la caridad o la ayuda de vecinos y familiares, dada la ausencia del Estado y la codicia e indiferencia de las empresas privadas que no se responsabilizan por los pésimos servicios que entregan ni por los derechos de los usuarios, a los que no ve como seres humanos sino como consumidores de los cuales abusar a diestra y siniestra. Días y semanas sin electricidad o sin agua potable; interrupciones constantes del servicio, el que cuando está disponible es de mala calidad.

En una sociedad en la que la propiedad privada ha sido elevada a la categoría de sacrosanto principio de la convivencia, se trata de problemas de por sí políticos, en tanto que determinan la distribución del poder. Expresión de este poder es la capacidad que la industria de las AFP´s han tenido -como lo ha sostenido en innumerables ocasiones la ministra del trabajo-  de detenerla y afectar gravemente los intereses de millones de trabajadores y trabajadoras, de los pensionados futuros y de los actuales.

Ciertamente, no es lo mismo ser propietario de un fondo de doscientos mil millones de pesos que todos los meses se mueven en la bolsa generando nuevos y cada vez más lucrativos negocios y que se distribuyen por el retail, la energía y otros, que de veinte millones de pesos o incluso como en el caso de muchos trabajadores, apenas cinco o diez millones administrados por alguna AFP y que sumados constituyen dicha pantagruélica cifra, digna de Rico Mcpato. La enajenación del trabajo típica del capitalismo, se agrava en este caso entonces por la situación de sometimiento, subordinación y abuso a la que se ve expuesto el trabajador o trabajadora por estas empresas y sus inconfesadas e inconfesables cuotas de control del poder político, como ha quedado en evidencia estos días y que son las que le permiten detener las reformas.

Que las AFP´s, las empresas distribuidoras de energía y agua potable tengan una posición tan reaccionaria y que utilicen todo el poder que las cuotas de concentración de la propiedad les confiere, no tiene nada de raro. Lo raro es que no encuentre una oposición efectiva y la indiferencia y por momentos, el oportunismo con que es tolerada. Eso tanto en el sistema político en el que con gestos grotescos se disimulan con absurdas demostraciones de amistad cívica - incluso por representantes del progresismo y la izquierda- o con un corporativismo que ha copado la práctica y discurso del movimiento social, por el momento.

La derecha, con el oportunismo y agudo sentido de clase que la caracteriza, saca provecho de esta circunstancia para aislar al gobierno; dividir a la izquierda a propósito de diferencias públicas y conocidas; detener las reformas y seguir garantizando las ganancias de los monopolios, las grandes fortunas y las no tan grandes.

Pero tal como se ha repetido en innumerables ocasiones, la paciencia del pueblo tiene un límite y éste límite queda en evidencia cada tanto en estallidos de indignación popular, como los del 2006, el 2011 y el 2019. Es lo que está pasando en la actualidad y depende de los partidos de izquierda; las dirigencias sociales y sindicales; los colectivos de defensa de los derechos humanos, ciudadanos y ciudadanas no seguir estirando el elástico y abrir paso a la construcción de una nueva sociedad que supere la cultura de la codicia, del abuso y la desigualdad.