martes, 28 de octubre de 2025

América frente a la incertidumbre: no bajar la guardia

Jean Michel Basquiat. Notary. 1983



El resultado de las elecciones parlamentarias en la hermana República Argentina sorprendió. No habían pasado ni tres semanas y el partido de Javier Milei, después de haber sufrido una apabullante derrota en Buenos Aires, en medio de escándalos de corrupción, vinculación de su principal candidato en Buenos Aires -José Luis Espert- con el narcotráfico y manifestaciones en su contra, en cada gira o intento de realizarlas, aumenta su caudal electoral en alrededor de ochocientos mil votos, gana en la mayoría de las provincias, incluido Buenos Aires y asegura el tercio que le permitiría continuar su obra de demolición del Estado Argentino y reducción de los derechos de sus ciudadanos y ciudadanas. 

En sus primeras alocuciones luego del triunfo, y en concordancia con lo anterior, ya anuncia la profundización de su política en lo que tiene que ver con pensiones, trabajo e impuestos. 

Mucho se ha escrito ya acerca de las razones para que esto sea posible. Fundamentalmente el sentimiento antikirchnerista, groseramente explotado por la derecha argentina y los medios hegemónicos. La incapacidad para aprovechar la coyuntura de desgaste de la administración libertaria para relevar nuevos liderazgos que por legitimidad y capacidad de convocatoria -como los de Axel Kicilof  y el del dirigente social Juan Grabois- debe ser motivo de reflexión para la izquierda y el campo social y popular en toda América Latina. 

También la grosera intervención del imperialismo norteamericano, a través de un swapp de veinte mil millones de dólares a cambio de un resultado electoral favorable para Milei y los suyos. El imperialismo ni siquiera disimula sus pretensiones injerencistas y sus subalternos -moviendo la cola- la algarabía por su obediencia. Hacía décadas que no se asistía a un espectáculo más grotesco de dependencia y subordinación, sazonado por cierto con otros aderezos típicos de los imperialismos del siglo XX como las amenazas de intervención militar, diplomacia agresiva e imposiciones unilaterales. 

Ponderar, en todo caso, el peso de estos dos factores -incluso combinados- es complejo y arriesgado y dificilmente servirían para resolver una línea política de rearticulación en medio del desánimo que provoca esta derrota, así como del sentimiento de aturdimiento y confusión que genera. 

El resultado demuestra un comportamiento impredecible de las masas, posiblemente como resultado de la incertidumbre que provocan políticas de schock, destrucción del tejido social y las bases materiales sobre las que se ha construido, así como su degradación producto de la corrupción y la explotación que motiva por parte de quienes quieren destruirlas. La salud y la educación públicas, las empresas nacionales; en el caso argentino, un sistema de asistencia social con participación de los sindicatos, cooperativas y un sistema federal en el que los gobiernos provinciales tenían una gran responsabilidad.

En este sentido, el aumento de la pobreza corre parejo con la destrucción del Estado, la industria nacional y del sistema de protección social y a su vez con la despolitización de masas convertidas, producto de esta política, en una sopa indiferenciada reunida bajo el rótulo de "clase media", cada vez más receptivas de discursos populistas y soluciones como las de Trump o Milei. Trabajadores precarios, empobrecidos, consumidores de toda clase de contenidos embrutecedores que circulan a toda velocidad por las redes sociales y que después se vuelcan a las soluciones facilonas y que buscan chivos expiatorios en inmigrantes, minorías, los sindicatos y la izquierda, como responsables de su situación de pobreza y exclusión. 

La lucha contra la desiguladad tiene, entonces, una centralidad ineludible en dicha rearticulación. No basta exhibir logros en materia macroeconómica ni planes focalizados o soluciones transitorias si estos no la reducen e incluso las exhiben como un vergonzoso blasón. En este sentido, el arte de la política es la profundización de la reforma, es decir, llamar la atención sobre la diferencia más que la reinividicación de logros que tienen el mérito, justamente, de llamar la atención sobre esta. 

En segundo lugar, y en lo que la derecha y especialmente su caricatura se destacan, la construcción de un adversario identificable y motivo de una inspiración movilizadora. 

En este sentido, además de las oligarquías locales que se han visto beneficiadas por décadas de políticas de restricción del gasto y que las ultraderechas emergentes pretenden reeditar en su versión original de los años setenta y ochenta -no la focalización de los noventa-, también la denuncia del resurgimiento de las tendencias más agresivas de la política norteamericana hacia la región y el riesgo que eso implica para la democracia, debe ser un componente esencial. No basta con la reivindicación de un nacionalismo que no señala la amenaza imperialista. 

El mundo está cambiando. América Latina también. La dirección que este cambio vaya a tener, el objeto de una intensa disputa política. La incertidumbre precisamente es la expresión de dicha disputa frente a la que hay que estar alerta hasta no haber conseguido una transformación efectiva de las condiciones de desigualdad y exclusión que la generan. 

lunes, 20 de octubre de 2025

Jadue




Julio Escamez. Principio y fin. 1972


La noticia más grave para la democracia en estos días, es la negativa del TRICEL a la candidatura de Daniel Jadue, luego de una acción en ese sentido presentada por RN.

 Es casi el equivalente a un golpe de estado institucional, toda vez que a partir de presunciones, acusaciones no comprobadas y presión mediática, una decisión administrativo judicial escamotea la voluntad popular antes de que esta pueda pronunciarse siquiera.

El mismo guión seguido en los casos de connotados dirigentes políticos de toda América Latina, normalizado por una prensa venal y un poder electoral que se salta olímpicamente la Constitución vigente.

 No viene al caso comentar las aristas judiciales del caso porque el fallo del TRICEL es abiertamente político, desde el momento mismo en que tiene efectos sobre el resultado de las elecciones parlamentarias y beneficia claramente a varios de los candidatos que se medirían con el ex alcalde de Recoleta en las urnas.

 En ese sentido, lo que realmente vale la pena recordar son las razones para tan majadera persecución en su contra; la cantidad de tinta gastada por columnistas; periodistas que obviando el más elemental sentido de la ética y de respeto por la verdad, han manipulado a la opinión pública, o intentado al menos, haciendo un uso malicioso de trascendidos; opiniones personales; fotografías o testimonios anónimos. Plata gastada en abogados, escribanos, papeleo y todo lo que conlleva un juicio mantenido desde la fiscalía en forma contumaz. El esfuerzo, si es que se lo puede llamar así, de políticos de derecha y algunos despistados por mantener vivo un proceso inventando todas las semanas alguna treta.

 No hay que ser muy inteligente para darse cuenta de los intereses que hay detrás. La demostración desde un gobierno local de que es posible derrotar las lógicas de un mercado desregulado que sólo favorece a los monopolios, a la industria farmacéutica, las inmobiliarias y del degenerado mercado de la educación, desde un principio alertó a la derecha y a sus representados. La experiencia del resto de América Latina reveló hace mucho tiempo las posibilidades de formación y crecimiento de un proyecto de izquierda desde los gobiernos locales. Hace más de veinte años, al compañero José Figueroa Jorquera, primer alcalde comunista electo en democracia, se le combatió también por hacerlo, con la diferencia de que entonces estaba lejos todavía la posibilidad de una convergencia entre las fuerzas de izquierda y de centro, que con posterioridad renovarían las posibilidades de una gestión local de nuevo tipo.

La derecha y toda su maquinaria mediática y judicial se ha descargado contra las administraciones locales de izquierda justamente por el riesgo que implican para la tranquilidad de los negocios que sus políticas garantizan; para la mantención de su dominación pacífica a través de los sofisticados mecanismos del mercado que reemplazan al ciudadano libre por un consumidor dispuesto a dejarse manipular por una promesa ilusoria de status representado por una posesión aparente de bienes materiales y culturales.

El delito de Jadue fue justamente probarlo. Combatir a las cadenas de farmacias que se coludían, como quedó demostrado en sendos fallos judiciales, para subir los precios a niveles estratosféricos por años, perjudicando a los consumidores y lo que es más inmoral, lucrando con la vida y la salud de las personas. Haber abierto las escuelas públicas para hacer de ellas un espacio de participación de la comunidad y no meramente un "servicio focalizado" que es a lo que las políticas neoliberales las habían reducido en más de treinta años de aplicación. Generar espacios para hacer de la vivienda un derecho arrebatado a la codicia de las inmobiliarias y recuperar la comuna para sus habitantes, su cultura, su historia y tradiciones.

Jadue no fue el único. Antes lo fue José Figueroa, y después Irací Hasler, primera alcaldesa comunista de Santiago, a la que el pobre Desbordes, que haciendo honor a su apellido está completamente desbordado por su incapacidad para administrar la comuna capital, se refiere semanalmente para justificarla. Dicha  indisimulable incapacidad, comparada con la recuperación de espacios y barrios; la participación de las organizaciones sociales y comunitarias y de la cultura, es un triste presagio de lo que podría ser una administración derechista en el próximo gobierno.

Lo que realmente está detrás de la persecución a Daniel Jadue, es el terror de la derecha al éxito de un gobierno local de nuevo tipo. Uno que considere al vecino y la vecina no como consumidor o usuario pasivo de los servicios municipales sino un ciudadano con derechos; trabajadores y trabajadoras que con su esfuerzo también colaboran en la construcción de su entorno social y urbano. Las gestiones exitosas a nivel local, como las de Lo espejo, Recoleta o Santiago, se las debe combatir para que el ejemplo no prolifere. Porque guardando las proporciones, tal como dijo Pinochet con esa ordinariez que lo caracterizaba, "matando la perra, se acaba la leva".

La persecución en contra de Daniel Jadue, es el intento desesperado de la derecha de ocultar su inoperancia; sus latrocinios; el clasismo que la inspira y también de evitar que un neoliberalismo agónico -agonía demostrada por cifras y evidencia empírica que pretende convertir en el resultado de las políticas de los gobiernos de izquierda justamente- de origen a su reemplazo desde administraciones locales, comunales y municipales que sostengan sobre un arraigo popular desde los barrios, las escuelas, las universidades y centros de trabajo la gestión de gobiernos transformadores que conduzcan a la construcción de una nueva sociedad.


domingo, 12 de octubre de 2025

Es la hora de la decisión

Manuel Antonio Caro. La zamacueca. 1873



Es un hecho incuestionable que Jeanette Jara va a ganar en primera vuelta y por una diferencia que, dependiendo de la encuesta que se consulte, podría llegar a ser bastante significativa en relación a su más cercano contendor. Por lo que las mismas encuestas indican, éste sería el ultraderechista José Antonio Kast. Por el momento, eso es lo único que se puede afirmar con certeza. Las mismas encuestas, sin embargo, insisten en instalar un resultado probable de segunda vuelta, que apenas logra disimular la aspiración de quienes son sus controladores, según el cual aquel ganaría en ésta. Un escenario absolutamente hipotético, toda vez que ni siquiera se ha realizado la primera.

Lo real es que a medida que ha pasado el tiempo, el escenario electoral sigue absolutamente abierto e incluso se sigue abriendo. Y la posibilidad de que Jeanette Jara y la alianza de centro e izquierda que la apoya, triunfe es más que cierta. Hace pocos meses no más los medios hegemónicos y sus locuaces opinólogos, hablaban de una segunda vuelta con dos candidatos de derecha. En poco tiempo, en cambio, los porfiados hechos, se han encargado de ponerlos en su lugar y la candidata de la izquierda, con la sencillez y la sinceridad que la caracterizan, sin proponérselo siquiera, ha dejado en ridículo a varios duchos representantes del periodismo zalamero.

Las alarmas de la derecha, el empresariado, los sobrevivientes del pinochetismo, y los nuevos fascistas, se han encendido, llegando incluso a declarar ser partidarios del golpe de estado. Les ha resultado difícil decir que, en el hipotético escenario de la segunda vuelta, se van a apoyar mutuamente. Sus disculpas, mea culpas y golpes en el pecho, no logran ocultar sus muecas; las morisquetas que tienen que hacer para realizarlos. Y cada día que pasa, sus dificultades y las diferencias que los separan, aumentan. Especialmente porque el bando Republicano no puede disimular su bestialidad y la derecha tradicional, su ignominia. 

Pero los tiempos, para la derecha, y no sólo en Chile, se acortan y sus posibilidades disminuyen. Tiene que sacar ases de la manga que le permitan mantenerse jugando, como el insólito premio nobel de la paz a una dirigenta política que ha suplicado a los Estados Unidos que invada su país, desatando una todavía más insólita reacción de la Casa Blanca porque no se lo dieron a Trump, quien amenaza a diversos países con invasiones, crea campos de concentración en su propio territorio, deporta inmigrantes latinos o los envía a cárceles de alta seguridad en Guantánamo o El Salvador y hace la vista gorda frente al genocidio que Israel realizó en Gaza antes de su oportunista plan de paz.

Todo ello presentado por la prensa hegemónica, con toda naturalidad. Es el mundo al revés.

El premio nobel de la paz a la representante más fanática de la oposición venezolana, que envalentonada con este "inesperado" reconocimiento ya declara en El Mercurio la hora final del "régimen chavista" -cuestión que viene anunciando hace años-, así como el hipotético triunfo de Kast en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en nuestro país, son la manifestación de sus respectivas aspiraciones, las que por cierto son presentadas como puros hechos. Típico del fascismo. Y al que no le guste que se aguante los palos, como lo ha demostrado el sionismo en la Franja de Gaza.

 

Lo más preocupante de la campaña de los medios del sistema, televisivos, radiales, internet y las redes sociales, en ese sentido, es que tratan de instalar un presunto hecho, legitiman ab initio una reacción violenta y cuestionan de antemano, un resultado no solamente posible sino altamente probable si es que no coincide con sus pretensiones. De ahí la majadería de preguntar por la segunda vuelta, sabiendo incluso los más serios de quienes las realizan, que la segunda vuelta es prácticamente una nueva elección, y de que es difícil, si no imposible predecir el comportamiento de los electores en ella. Por cierto, sin considerar que en general, en las últimas elecciones, no le han atinado precisamente.

La caída del corrupto gobierno de Dina Boluarte en el Perú; el resultado de las elecciones de Buenos Aires, que presagian un nuevo triunfo opositor en las elecciones parlamentarias en la República Argentina; la prisión de Bolsonaro y la desaparición de la derecha en Brasil; el faro de dignidad que representan los gobiernos de México y Colombia preocupan al imperialismo y a las derechas latinoamericanas.

Por esa razón el pueblo debe prepararse para votar y elegir. Pero debe prepararse también para defender sus triunfos. El de noviembre, será una jornada histórica, y eventualmente el inicio de una movilización popular por asegurarlo que no dé lugar a cuestionamientos ni reproches. Es la hora de la decisión, no de las dudas.


domingo, 5 de octubre de 2025

Detener la violencia fascista, es garantizar la paz

Jean Dubuffet. Fête villageoise. 1976



La polémica que armó la derecha a propósito del mensaje presidencial con ocasión del envío de la Ley de Presupuesto, ha dejado en evidencia su indigencia de ideas y propuestas.  La reacción de Kast, Matthei y sus respectivos partidos, como de costumbre, es destemplada y violenta.

Continuando un inveterado hábito del neoliberalismo, interpretan las críticas políticas del Presidente como herejías sectarias que cuestionan la sacrosanta infalibilidad del mercado. Primero, al IPOM del Banco Central -lleno de afirmaciones ideológicas de marcado tinte político y que incluso exceden las atribuciones que le otorga la misma Constitución que defienden quienes se presentan como adalides de su autonomía- y después, a sus retrógradas ideas de recorte del gasto fiscal. Idea que tiene sumida a la hermana República Argentina en la recesión y el paro y cada vez más sometida a los capitales financieros y el imperialismo, ante los que Milei se arrodilla implorando un salvataje que profundiza la dependencia de la economía argentina; presiona el aumento de la inflación licuando lo poco que queda de los salarios y engordando las fortunas de los millonarios argentinos, que son los que realmente gobiernan y ya preparan su relevo, probablemente en la persona del amigo de Piñera, Mauricio Macri, responsable de su crítica situación actual.

Dicha agresividad, sin embargo, no es solamente académica ni verbal. Es el equivalente ideológico de la misma que el neoliberalismo supone es la que prima en las relaciones sociales. En efecto, al no poder hacerlo sobre una base racional porque todo está sometido a unas presuntas leyes naturales ante las que el pensamiento debe someterse, queda únicamente el recurso de la fuerza para dirimirlas. En este sentido el asesinato y desaparición de Julia Chuñil, no es una anomalía, sino una de sus más siniestras manifestaciones. La solicitud de las bancadas del PSC y los Republicanos de guardar un minuto de silencio en el Congreso por el influencer ultraconservador norteamericano Charly Kirk, en los mismos días en que se conocen las horrorosas circunstancias en que la activista ambiental mapuche desapareció, una demostración de la violencia de clase, racial y machista que la inspira.

Similar a la que la administración Trump ejerce contra los inmigrantes y opositores en su país, militarizando ciudades como Chicago, Washington, New York, Los Angeles y Portland a vista y paciencia de la comunidad internacional, mientras va a las Naciones Unidas a espetar amenazas, autoalabanzas, propias de un autóctrata, y amenaza a América Latina emplazando barcos de guerra en el Mar Caribe.

La hora actual para la humanidad es delicada y peligrosa. Los derechistas chilenos, como siempre ha sido, no son más que unos pobres peleles del imperialismo, palabra que aun cuando devaluada en el léxico de una academia acartonada y sometida a poderosos intereses económicos y políticos, empieza a recuperar el sentido que la doctrina Monroe le imprimiera en el pasado y que los viejos buenos tiempos de la globalización disimularon detrás de la retórica del librecomercio, como la quintaesencia de un mundo integrado y pacífico.

Nada de eso. La violencia que se toma la política y que esgrimen poderosas fuerzas reaccionarias que se oponen a la democratización de la vida en todo el planeta, incluyendo al medioambiente, amenaza a la humanidad, utilizando como siempre chovinismos de la peor calaña, como el sionismo que sigue pulverizando lo poco que queda de la Franja de Gaza incluso después del pomposo anuncio del plan de Trump para detener el conflicto; aspirantes a gurú o líder mesiánico televisivo o economista pop como Milei; neoconservadores y ultrafundamentalistas como Charly Kirk o José Antonio Kast. Es hora de denunciarlos sin complejos, ni siquiera concebir que puedan tener una nueva oportunidad como pretenden hacernos creer las encuestadoras y consultoras sobre la opinión pública cada semana y detenerlos antes de que destruyan el planeta.