miércoles, 26 de junio de 2024

¿Dijo facho o fachos?

Pedro Luna. El baile de las enanas o Cabaret de Magallanes. 1936



En la antigua y cándida televisión de fines de los años ochenta, los días viernes en la noche se transmitía un programa de humor que se llamaba "los fisicoculturistas". Sus protagonistas, dos tipos normales, bajitos y flacuchentos, como todos los chilenos, en un diálogo que presagiaba la cultura y estilo de vida que se empezaba a imponer en la sociedad chilena, basada en la apariencia y un grotesco hedonismo, partían diciendo "es que somos fisicoculturistas" después de realizar maromas e hilarantes demostraciones de fortaleza y buena condición física. Acto seguido, alguien les decía "ridículos" y ellos desconcertados, aunque sus caras demostraran cierta comprensión de la razón para que se les llamara así, contestaban "....perdón, dijo ¿ridículo o ridículos?..."

 

Un cuadro parecido es el que la derecha chilena, expone todos los días en la prensa y los matinales. Al inefable Carter, hablando en alemán, demoliendo casas o realizando acusaciones rimbombantes y denuncias catastrofistas; y los republicanos, cada vez más desfachatados en sus denuncias, cual savonarolas modernos, se suma ahora Evelyn Matthei, virtual candidata de Chile Vamos, al coro de exagerados y lenguaraces que agitan la emoción y el desencanto de una sociedad asolada por la incertidumbre que el neoliberalismo ha elevado a la categoría de condición natural de la vida social.

 

En efecto, la incertidumbre y su hija putativa, la flexibilidad frente al cambio, que en los noventa y los primeros cinco o diez años del siglo XXI eran saludadas como incentivos para la creatividad y el desarrollo -lo que en realidad apenas ocultaba con una impudicia vergonzosa, la precariedad de las vidas en el sistema neoliberal-, hoy día ya no se sostiene como discurso legitimador del sistema. Según los datos aportados por la Fundación Sol, hace poco, aproximadamente la mitad de los nuevos pensionados por el sistema de AFP´s recibe jubilaciones de menos de cien mil pesos.

 

Las listas de espera en salud, los altos precios de las prestaciones y la indefensión en que quedan los miles de personas estafadas por las ISAPRES; la prácticamente inalcanzable aspiración de la casa propia que tiene viviendo como allegados y/o en campamentos a prácticamente la misma cantidad de familias que en 1985, según datos del MINVU; el encarecimiento de bienes y  servicios, sin considerar gastos imprevistos  que el sueldo promedio de setecientos mil pesos no puede cubrir, como no sea haciendo la bicicleta todos los meses, hacen de la incertidumbre efectivamente casi una condición  fáctica de la vida social.

 

Sin embargo, gracias a Marx y a varios pensadores, no todos narxistas por cierto, sabemos que la vida social de lo menos que tiene es de natural, porque es una creación de los propios seres humanos. Pero la derecha pretende, que sí lo es y por esa razón a cualquier intento de reforma económica, social o política, la tilda de ideologismo, pretensión fantasiosa o simple voluntarismo. Se suma de esa manera, una segunda fuente de incertidumbre, que es la duda acerca de la posibilidad de que éstas se realicen para mejorar sus vidas, al menos en el marco de la institucionalidad política, económica y social vigente, augurio casi seguro de un nuevo estallido de indignación popular.

 

La derecha bloqueó en el Parlamento la reforma tributaria; tiene parada la reforma al sistema de AFP's, chantajeó hasta la náusea la tramitación de la ley corta de ISAPRES para imponer una salida ridícula; los candidatos a alcaldes de ese sector, anuncian desde ya, en una performance que raya en la sedición, que no van a traspasar las escuelas públicas de sus comunas a los  Servicios Locales de Educación, ley aprobada durante el mandato de la presidenta Bachelet por el Parlamento y la guinda de la torta, estos días pillaron in fraganti a varios de sus diputados realizando un copy paste de un informe de las empresas pesqueras, en la tramitación de la ley que regula al sector. Patético. 

 

Mientras los treinta y ocho alcaldes de su sector imputados o procesados por malversación, estafa, cohecho y otros delitos que suman la friolera de mas de ciento setenta mil millones de pesos, Daniel Jadue, el alcalde más realizador, más progresista en el sentido de haber hecho más obras que ponían en cuestión la lógica de mercado en la provisión de servicios y bienes para los vecinos de su comuna, espera en prisión preventiva el destino que le depare un poder judicial cada vez más cuestionado por sus turbias e intrincadas relaciones con el poder político y económico, como lo demuestra el caso Desbordes y antes el caso Hermosilla.

 

 A su defensa férrea del sistema y los valores que encarna, se suma entonces su enconado anticomunismo, que no es más que la expresión de su retardatario y básico pensamiento. Ataca a ministros, parlamentarios, alcaldes y dirigentes sociales comunistas y de izquierda, con una tirria medieval, solo por el hecho de postular que otra forma de organizar la vida política y social es posible y necesaria. La impavidez con que esta agresividad de la derecha es tolerada resulta en todo caso escalofriante.

 

Por esa razón, igual como los fisicoculturistas preguntaban "¿ridiculo o ridícuos?", los represnentantes de la derecha podrían preguntar con la misma mezcla de sorpresa y conocimiento "perdón, dijo ¿facho o fachos?". Lo preocupante sería que todavía alguien que no fuera de derecha se lo preguntara.


martes, 11 de junio de 2024

Sin ganadores por ahora

Sandro Chia. Pan vino. 1990



Las elecciones primarias que se realizaron el domingo 9 de junio dan la impresión de no haber tenido ganadores. Con una participación de alrededor de trescientos mil electores, poco más de un seis por ciento del padrón autorizado para hacerlo, se desarrollaron con una apatía y falta de entusiasmo notables.

Eso no significa que no vayan a tener repercusiones. Datos tan esmirriados apenas aportan algunos elementos para los análisis de gurús electorales, que han hecho de vaticinios que rayan con la adivinación, un espacio en matinales y medios escritos. No se trata para estos analistas de tomar una posición ni de señalar los problemas que aquejan a nuestra sociedad ni las propuestas políticas de quienes aspiran a ocupar cargos de elección popular y que explicarían sus resultados.

La realidad social, para estos analistas, sigue siendo un misterio y su ocupación, la de augures o pitonisos. En este sentido, resulta improbable que hicieran alguna predicción medianamente razonable en los análisis de ese día ni que explicaran su resultado. Su silencio es más importante que todas las obviedades que dijeron.

El primero, lo que tiene que ver con la crisis de la derecha tradicional, puesta en evidencia ese día. No solamente porque sacó aproximadamente cincuenta mil votos menos que el pacto de centroizquierda ni por la insignificante movilización que motivó.  Las polémicas previas y las que protagonizó durante la jornada, son las que importan y muy probablemente, además, van a seguir marcando las próximas semanas y meses. En efecto, la UDI sale muy golpeada, pero RN tampoco tiene mucho que celebrar. Puente Alto y Lo Barnechea apenas dan el pretexto para una foto y le restan todavía muchas comunas por definir, razón que va a ser la excusa para más peleas internas seguramente.

La ausencia del centro político es también un dato importante de esta elección. No hay, no hubo ese día, partidos que se autodefinan de centro que participaran ni que tuvieran algo que celebrar. Por supuesto, en una elección de carácter local, no es mucho el margen de diferenciación que existe, pero considerando que venimos saliendo de dos procesos constitucionales, y que la derecha está en una campaña desatada y sin piedad de ataque al gobierno y de bloqueo de todo intento de reforma, se trataba de una elección que se daba en un ambiente más politizado que en otras ocasiones.

En este sentido, la prisión preventiva decretada sobre el alcalde de Recoleta, compañero Daniel Jadue, fue un ingrediente más que tenía como finalidad golpear a la izquierda. No solamente con el propósito de desacreditarla ante la opinión pública o restarle votos, sino también como una forma de castigar a quienes desde el gobierno local intenten siquiera desafiar la hegemonía aparentemente incontrarrestable de las empresas privadas, los monopolios y sus representantes políticos; no solamente a las gestiones locales exitosas, de las que la izquierda puede exhibir varias.

Las elecciones primarias para definir las candidaturas municipales, dejaron abiertas más incógnitas que las contradicciones que resolvieron. Primero porque no todos participaron en ellas y es altamente probable que quienes no lo hicieron determinen finalmente sus resultados. El fantasma de la ultraderecha asecha y con el patético estado de la derecha tradicional y los modestos resultados de las fuerzas de izquierda, sus posibilidades se amplían. La ausencia y peor aún, el comportamiento oportunista y cada vez más conservador al que es arrastrado lo que alguna vez se definió como centro político, producto de sus indeterminaciones y sus esfuerzos de diferenciación, la han favorecido en todas las oportunidades.

No es suficiente la ingeniería electoral ni juntar los pichintunes que cada sector podría aportar para detenerla. Las clases dominantes, el conservadurismo moral y cultural, los burócratas y los cuadros técnicos del sistema hace rato que están en una campaña abierta para defender lo que se pueda de él, entre otras cosas las AFP’s y las ISAPRE’s. También a las grandes cadenas proveedoras de servicios, los empresarios que se han visto beneficiados con la subcontratación, los bajos salarios y las facilidades para despedir, cambiar de funciones y jornada a trabajadores y trabajadoras; justificar las exclusiones de diverso signo, como las que sufren minorías y diversidades sexogenéricas, mujeres, jóvenes, pueblos originarios e inmigrantes, como si se tratara de meras opiniones.

El tiempo que resta para las elecciones municipales y de gobernadores, va a ser un tiempo lleno de contradicciones; de tensiones y enfrentamientos. No un enfrentamiento exclusivamente electoral. Es la hegemonía cultural lo que está en disputa. Los valores sobre los que se yerguen posiciones políticas, concepciones del Estado y la sociedad: una que ve al ser humano como un mero cliente u objeto de control y otra que lo ve como un sujeto de derechos. El pueblo y la izquierda deben prepararse.


martes, 4 de junio de 2024

Más viejo que el hilo negro

Ben Shahn. Sacco y Vanzetti. 1932



La cautelar de prisión preventiva que decretó la justicia sobre el alcalde de Recoleta, compañero Daniel Jadue, pone en evidencia el carácter de la situación política y lo radicalizadas que están las posiciones en la derecha y los poderes constituidos sobre la base de una institucionalidad espuria y cada vez más rechazada por la población.

En efecto, se trata no sólo de una medida desproporcionada, tomando en consideración el peso de las pruebas expuestas por la fiscalía y las que se han tomado en el caso de conspicuos alcaldes de derecha que incluso escondían dinero en las paredes de sus casas, como los narcotraficantes, o compraban joyas y osos de peluche con plata del Estado o emprendían faraónicas obras sin ninguna justificación social ni financiera.

La siutiquería de defender la independencia de un poder judicial puesto en el foco de las miradas sospechosas y desconfiadas de ciudadanos y ciudadanas por el caso Hermosilla y la defensa de instituciones cada vez más permeables al tráfico de influencias y la presión de grupos empresariales, instituciones conservadoras y el poder político, apenas sirven de cuña para salir del paso al morbo de medios serviles al poder del dinero y los intereses empresariales.

Su propósito se conforma con tranquilizar las buenas consciencias de consumidores cada vez más receptivos y dispuestos a repetir los discursos facilones del tipo "caiga quien caiga", que solamente ocultan a los auténticos corruptos, sus motivaciones y la gravedad de sus delitos y sus consecuencias.

Ese es precisamente el problema que subyace a la prisión del compañero Jadue. Un alcalde que ha hecho visibles en forma práctica y desde situaciones concretas, fracturas del modelo; la desigualdad intrínseca sobre la que se sostiene y la necesidad y también la posibilidad de contenerlas y de limitar los pantagruélicos desequilibrios y deformaciones que genera el neoliberalismo, con voluntad política y participación popular, sometido a una medida ejemplarizadora para todos quienes osen transformar el modelo.

La prisión preventiva se le impone a Jadue justo en un momento en que -pese a los esfuerzos y realizaciones del gobierno y a las que él mismo aportó dejando en evidencia que son posibles y necesarias-   dichas contradicciones y desequilibrios sociales y culturales van presionando la incapacidad del sistema político y la institucionalidad de resolverlas abriendo paso a las que el pueblo a través de su movilización y sus luchas pueda encontrar.

Siguiendo un guión más viejo que el hilo negro, calcado de las ofensivas contra la izquierda que se han llevado a cabo en todo el continente, la reacción ataca al gobierno, haciéndolo objeto de las más delirantes acusaciones; bloqueando en el Parlamento –la institución más desprestigiada y poco creíble, según todos los estudios de opinión, de nuestra desfalleciente República- todas las reformas por las que fue electo y desatando un vendaval de mierda, como postulaba el asesor fascista de Donald Trump Steve Bannon.

Efectivamente, el rechazo que provoca su actuación gansteril; su acción obstaculizadora de toda reforma al sistema, así como su defensa de las AFP y las ISAPRES, se manifiesta en los estudios de opinión y en medio de su cuesta abajo en la rodada, trata de arrastrar a toda la sociedad. Golpea a los que luchan por la transformación y contra el modelo neoliberal; y con un instinto de clase muy agudo, a quienes demuestran que es posible y necesaria.

Finamente, esta historia no se resolverá en los tribunales, sea cual sea el fallo que finalmente se adopte en esta causa. Es una batalla más de las que protagoniza la sociedad para abrir paso a la superación definitiva del modelo, frente a la posibilidad de un retroceso democrático que tendría graves consecuencias para el pueblo.