jueves, 26 de septiembre de 2024

La crisis moral

Georg Grosz. Eclipse de sol. 1926

                       




Hace unos treinta años, la Iglesia Católica usó esta expresión para referirse al conjunto de políticas públicas impulsadas por los gobiernos de entonces y que abrían posibilidades para el ejercicio de derechos de jóvenes y mujeres. Aborto, educación sexual, distribución de preservativos y métodos anticonceptivos, divorcio. Cuestiones que hoy forman parte de la vida cotidiana de chilenos y chilenas, fueron fuertemente resistidas por los sectores conservadores y la derecha.

En sus retorcidos razonamientos, lo que está bien para los demás, no necesariamente se aplica a ellos. Católicos de misa dominical; beatos hasta los tuétanos en asuntos públicos y especialmente en todo lo que tiene que ver con la moral del resto, son "liberales" y extremadamente flexibles en su vida privada y sobre todo en lo que tiene que ver con sus prácticas morales y culturales.

De esa manera, en el transcurso de los últimos años fueron acumulando en la privacidad que les ha permitido esta distinción hipócrita, toda clase de bajezas, negocios truchos y latrocinios.

Sin embargo, lo que por años pasó inadvertido de naturalizado que está, estalló dejando al desnudo la moral putrefacta de la derecha; de grandes empresarios y políticos conservadores. Como suele suceder, por un ajuste de cuentas entre ellos. Tal como en el caso de las asociaciones ilícitas, casos en los que quienes se sienten perjudicados por sus antiguos secuaces, se delatan como forma de venganza, la que, en su pobre repertorio de virtudes, y considerando la ausencia de una justicia equitativa, es una especie de sucedáneo suficiente. 

El caso audios, fue uno de estos episodios inesperados y especialmente temidos e indeseados para sus protagonistas, aunque el vértigo que implica vivir al borde de ese riesgo permanentemente fuera uno de los placeres que gozan junto al séquito de nuevos ricos y pituteros de los que se rodean y les hacen la pega sucia. Pero tanto va el cántaro al agua que las prácticas corruptas y en muchos casos ilegales, como el soborno, el cohecho, el tráfico de influencias, la elusión y la evasión tributarias; el uso ideológico de documentos legales como boletas y contratos, salieron a la luz pública como habituales en el caso de connotados abogados de la plaza, coludidos con políticos de derecha, jueces y funcionarios públicos. 

El prohombre de la derecha -ex senador, ex ministro, fundador de la UDI y primo de un expresidente - el señor Andrés Chadwick, hasta por los suyos ha debido ser tolerado a la espera de que algún evento catastrófico lo salve de su incómoda posición. Y a ellos, asumiendo que la suerte del sector parece estar atada a la suya. Sus candidaturas en el caso de las elecciones locales de octubre, ya se veían afectadas por las luchas poco fraternas de las distintas fracciones que la conforman, tras el supuesto optimista de sus posibilidades en las próximas presidenciales. Éstas empezaban a afectar sus buenas posibilidades; pero el caso audios las colocó más complicadas aún.

En efecto, la última arista conocida, aunque no necesariamente sea parte de la misma trama, es la que afecta a la conocida Universidad San Sebastián y que involucra nuevamente a Chadwick. En ella además “trabajaban” varios otros ilustres de la derecha; la ya inefable jueza Gloria Vivanco y la candidata a alcaldesa por Las Condes y presunta tapada del sector para las próximas presidenciales, la ex ministra Marcela Cubillos. Fue precisamente su caso a partir de la información conocida recientemente del monumental salario que percibía en ella, sin que se le conocieran actividades docentes regulares, investigación ni publicaciones que no fueran panfletos de poca monta, por lo que el caso llegó al ámbito académico.  

Dejando a un lado todo lo sórdido de la trama; y sus aristas legales, que ya son objeto de investigaciones judiciales y administrativas impulsadas por congresistas de izquierda, el caso de la Universidad San Sebastián deja al descubierto la infiltración del dinero y el sector financiero en todos los ámbitos de la vida social y su capacidad de modelar el tipo de país que se ha conformado en los últimos treinta años.  Son los valores asociados a la maximización del lucro, la obtención de ganancias rápidas, abundantes y fáciles, los que han sido elevados a la posición de organizador de la vida social y política.

Es una verdadera crisis moral que protagoniza la derecha y los poderes constituidos, incluyendo sus políticos; a las profesiones; los jueces; las universidades. Usa a charlatanes con ínfulas de filósofo y periodistas venales para justificar lo injustificable y tender cortinas de humo y cazabobos para confundir a la opinión pública. Esta crisis moral demuestra la bancarrota de la sociedad de clase que es el neoliberalismo. Todos los analistas conservadores serios reconocen el riesgo que esta situación implica para sus intereses. Su resolución, sin embargo, no necesariamente va a ser el fin del neoliberalismo. Ello depende de la izquierda y de los demócratas no de su profundidad ni de qué tan irreversible sea.



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