Georg Grosz. Eclipse de sol. 1926 |
Hace unos treinta años, la
Iglesia Católica usó esta expresión para referirse al conjunto de políticas
públicas impulsadas por los gobiernos de entonces y que abrían posibilidades
para el ejercicio de derechos de jóvenes y mujeres. Aborto, educación sexual,
distribución de preservativos y métodos anticonceptivos, divorcio. Cuestiones
que hoy forman parte de la vida cotidiana de chilenos y chilenas, fueron
fuertemente resistidas por los sectores conservadores y la derecha.
En sus retorcidos razonamientos,
lo que está bien para los demás, no necesariamente se aplica a ellos. Católicos
de misa dominical; beatos hasta los tuétanos en asuntos públicos y
especialmente en todo lo que tiene que ver con la moral del resto, son
"liberales" y extremadamente flexibles en su vida privada y sobre
todo en lo que tiene que ver con sus prácticas morales y culturales.
De esa manera, en el transcurso
de los últimos años fueron acumulando en la privacidad que les ha permitido
esta distinción hipócrita, toda clase de bajezas, negocios truchos y latrocinios.
Sin embargo, lo que por años pasó
inadvertido de naturalizado que está, estalló dejando al desnudo la moral
putrefacta de la derecha; de grandes empresarios y políticos conservadores.
Como suele suceder, por un ajuste de cuentas entre ellos. Tal como en el caso
de las asociaciones ilícitas, casos en los que quienes se sienten perjudicados
por sus antiguos secuaces, se delatan como forma de venganza, la que, en su
pobre repertorio de virtudes, y considerando la ausencia de una justicia equitativa,
es una especie de sucedáneo suficiente.
El caso audios, fue uno de estos episodios
inesperados y especialmente temidos e indeseados para sus protagonistas, aunque
el vértigo que implica vivir al borde de ese riesgo permanentemente fuera uno
de los placeres que gozan junto al séquito de nuevos ricos y pituteros de los
que se rodean y les hacen la pega sucia. Pero tanto va el cántaro al agua que las
prácticas corruptas y en muchos casos ilegales, como el soborno, el cohecho, el
tráfico de influencias, la elusión y la evasión tributarias; el uso ideológico
de documentos legales como boletas y contratos, salieron a la luz pública como
habituales en el caso de connotados abogados de la plaza, coludidos con
políticos de derecha, jueces y funcionarios públicos.
El prohombre de la derecha -ex
senador, ex ministro, fundador de la UDI y primo de un expresidente - el señor Andrés
Chadwick, hasta por los suyos ha debido ser tolerado a la espera de que algún
evento catastrófico lo salve de su incómoda posición. Y a ellos, asumiendo que
la suerte del sector parece estar atada a la suya. Sus candidaturas en el caso
de las elecciones locales de octubre, ya se veían afectadas por las luchas poco
fraternas de las distintas fracciones que la conforman, tras el supuesto
optimista de sus posibilidades en las próximas presidenciales. Éstas empezaban
a afectar sus buenas posibilidades; pero el caso audios las colocó más
complicadas aún.
En efecto, la última arista
conocida, aunque no necesariamente sea parte de la misma trama, es la que
afecta a la conocida Universidad San Sebastián y que involucra nuevamente a Chadwick.
En ella además “trabajaban” varios otros ilustres de la derecha; la ya inefable
jueza Gloria Vivanco y la candidata a alcaldesa por Las Condes y presunta
tapada del sector para las próximas presidenciales, la ex ministra Marcela
Cubillos. Fue precisamente su caso a partir de la información conocida
recientemente del monumental salario que percibía en ella, sin que se le
conocieran actividades docentes regulares, investigación ni publicaciones que
no fueran panfletos de poca monta, por lo que el caso llegó al ámbito académico.
Dejando a un lado todo lo sórdido
de la trama; y sus aristas legales, que ya son objeto de investigaciones
judiciales y administrativas impulsadas por congresistas de izquierda, el caso
de la Universidad San Sebastián deja al descubierto la infiltración del dinero
y el sector financiero en todos los ámbitos de la vida social y su capacidad de
modelar el tipo de país que se ha conformado en los últimos treinta años. Son los valores asociados a la maximización
del lucro, la obtención de ganancias rápidas, abundantes y fáciles, los que han
sido elevados a la posición de organizador de la vida social y política.
Es una verdadera crisis moral que
protagoniza la derecha y los poderes constituidos, incluyendo sus políticos; a
las profesiones; los jueces; las universidades. Usa a charlatanes con ínfulas
de filósofo y periodistas venales para justificar lo injustificable y tender
cortinas de humo y cazabobos para confundir a la opinión pública. Esta crisis
moral demuestra la bancarrota de la sociedad de clase que es el neoliberalismo.
Todos los analistas conservadores serios reconocen el riesgo que esta situación
implica para sus intereses. Su resolución, sin embargo, no necesariamente va a
ser el fin del neoliberalismo. Ello depende de la izquierda y de los demócratas
no de su profundidad ni de qué tan irreversible sea.
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