Israel Roa. 18 de Septiembre en el Parque Cousiño. 1953 |
Uno de los temas que el pensamiento y propaganda
conservadora ha agitado con más pasión en contra de la izquierda desde sus
orígenes, es el del patriotismo. En el proceso en contra de la Mancomunal de
Tocopilla, en 1904, junto con las acusaciones de subversión y promover la
deserción de los conscriptos por su posición antimilitarista, ya era parte del
arsenal de acusaciones con las que se perseguía a Recabarren y a las que éste
desarmaba con una profundidad de análisis y una denuncia que ponía de relieve
el carácter crítico de su pensamiento y de su práctica periodística; como
organizador y más tarde, como representante de los trabajadores en el
Parlamento.
Con una notable profundidad, Recabarren en sus escritos
de comienzos del siglo XX inscribe la historia de Chile en la totalidad del desarrollo
histórico de la humanidad, demostrando una amplitud de miras que hacen aparecer
además a la academia de su época, como provinciana e ingenua. En efecto, tal
vez con la sola excepción de uno o dos antes que él, Recabarren presenta los sucesos
de la Revolución emancipadora como objeto de una interpretación y no como un puro hecho que
explicaría la formación de la República como si se tratara de un acontecimiento
único y definitivo.
Por esa razón, y con la modestia y la valentía intelectual
del que se dirige a los propios y a los ajenos con propósitos diversos, dice en
un escrito de 1905 publicado en El Proletario que “debemos alejarnos del
fanatismo”, que es en su concepción de ese momento resultado de la influencia
de las ideas dominantes, para buscar “la verdad”, “analizar la realidad” y asociando
la seriedad al estudio de las razones de la desigualdad y la opresión, con el
fin de alcanzar la verdadera emancipación. Su concepto del estudio de la
historia no es, pues, la de un analista ni un ejercicio de mera erudición.
La vanguardia del pensamiento progresista que había sido
el liberalismo durante el siglo XIX, compartía ciertamente esta misma idea de la
historia, la literatura y el periodismo como instrumentos de lucha por la
emancipación pero, como postula Recabarren en sus escritos de este período, para
terminar legitimando una concepción abstracta que considera a la República como
una obra concluida sin considerar sus propias contradicciones.
Contradicciones que por lo demás, subsisten hasta el día
de hoy y que inscriptas en el “desarrollo” hipertrofiado que es el
neoliberalismo, se han multiplicado en formas diversas, pero al mismo tiempo
planteando su carácter inacabado y la necesidad de incluirlas en la obra de su
realización. Para Recabarren se trata de la superación de la desigualdad y la
realización de una auténtica libertad tareas ambas inseparables y que tienen
que ver en su imaginario de este período con la emancipación de la clase
trabajadora. Que no es por cierto la sola suma de todos los trabajadores pues
en palabras de Marx que se proyectan como si fuera una distopia el futuro de
las sociedades capitalistas, incluyen “Al médico, al jurista, al sacerdote, al
poeta, al hombre de ciencia” pues “los ha convertido en sus servidores
asalariados”.
El patriotismo no es para Recabarren, por lo tanto, un
problema en sí mismo sino tan solo en la medida que enmascara la verdad
histórica, que está conformada no por un conjunto de acontecimientos sino por
las contradicciones sociales y las aspiraciones de verdad, auténtica libertad,
igualdad y leyes justas que el orden actual impide y respecto al cual la
izquierda y los trabajadores representan su negación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario