miércoles, 27 de septiembre de 2023

Tejo pasao

Francisco Goya. Tú que no puedes de la serie Los caprichos, 1799

 

 

El rocambolesco proceso constituyente que ha protagonizado nuestro país en los últimos tres años, expresa dos cosas. La primera, que la Constitución actual no es un marco que de cuenta de los anhelos y necesidades de una sociedad que reclama más democracia, igualdad y justicia social. El 18 de octubre fue una expresión de eso; pero no sólo el 18 de octubre:  también la revolución pingüina, la huelga del subcontrato, el estallido del 2011; el 8M; NO + AFP, luchas por vivienda digna y contra el endeudamiento, lo han demostrado en forma persistente a lo largo de los últimos veinte años a lo menos.

Según diversos estudios que no han sido desmentidos por nadie, más de la mitad de los chilenos gana menos de quinientos mil y sólo menos de una quinta parte, más de un millón de pesos. Los chilenos y chilenas en su gran mayoría, somos pobres, una minoría está sobre la línea de pobreza y una minoría aún más ínfima, concentra el grueso de la riqueza producida por millones de trabajadores y trabajadoras.

La segunda es que este nivel obsceno de desigualdad genera una polarización social y política que hace imposible cumplir el anhelo de los “centroalgo”, de lograr una constitución de consenso, anhelo que expresa la famosa frase "la casa de todos". Los resultados de todas las elecciones y plebiscitos realizados en el lapso de estos años lo demuestran, con esa apariencia de una sociedad que anda a los bandazos, votando un día por la izquierda y al siguiente por la ultraderecha, dejando fuera todas las opciones que se tratan de ubicar en el ancho camino de en medio.

La política de la derecha ha sido permanentemente jugar al tejo pasao precisamente porque desde un principio fue muy consciente de esta polarización y del lugar de este panorama político y social en el que se ubica y los intereses que defiende. Precisamente el de la ínfima minoría que concentra la riqueza y los privilegios. Esta táctica también llamada arrancar padelante, consiste en la defensa de principios de su concepción de sociedad, que coincide con la actualmente existente, caracterizada por dicha escandalosa desigualdad que sólo puede sostenerse sobre la base de la exclusión, el abuso y el engaño; el autoritarismo y la limitación de las libertades civiles y políticas mediante sofisticadas técnicas de manipulación cultural.

Puesto en esos términos, es claramente imposible el consenso y la táctica del tejo pasao tiene como objetivo obligar al campo social y popular a conformarse con lo menos malo, que en este caso viene siendo la Constitución del 80 o algún imbunche recosido en el comité de expertos, el que sólo pospondría momentáneamente al conflicto político social generado por el neoliberalismo.

El proceso va a seguir abierto porque lo que se enfrenta a estas alturas, son concepciones de principios contrapuestos y respecto de los cuales, la derecha no esta dispuesta a ceder voluntariamente, como no lo ha estado desde el principio. El pueblo, así como según las encuestas no se ha tragado el sapo del consejo constitucional, no se va a tragar un invento del comité de expertos que no sería más que recuperar un par de centímetros de todo el retroceso centenario que éste implica.

La hora es decisiva. La posibilidad de retroceder política, social y culturalmente está a la vuelta de la esquina y el esfuerzo por llegar a algún acuerdo con la derecha para evitarlo -cuando es precisamente quien lo promueve-, podría acabar con su legitimidad moral que es un capital político con el que la derecha jamás va a poder competir.  Dilapidarla tratando de no retroceder sería despejarle el único obstáculo que la reacción tiene para arrasar con lo que queda de los derechos del pueblo y con la democracia.


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