jueves, 23 de julio de 2020

Algo no cuadra

Vincent Van Gogh. Los comedores de papas



En el debate por el retiro del 10% de los ahorros de los trabajadores administrados por las AFP's, se ha escuchado toda clase de delirantes argumentos. El más reciente, el de la senadora de la UDI, Ena Von Baer, citando al presidente Allende para argumentar su voto en contra.

¡Increíble pero cierto! Una fanática de ultraderecha, citando a Allende. En el paroxismo de sus delirios, también se han oído discursos de quienes abominan de la igualdad, argumentando en contra del retiro del 10% por la regresividad de la medida. Sí, exactamente los mismos que siempre se han opuesto a subir impuestos a los ricos, aumentar los salarios más allá de la inflación proyectada o a cualquier medida que tienda a la redistribución del ingreso acusando, "regresividad". ¡Impresionante!

En el colmo de su desesperación, producto de la incapacidad de sus doctrinas y propuestas políticas de hacerse cargo de la vergonzante desigualdad que han provocado, el ministro Briones, su colega Blumel, las editoriales de El Mercurio y todos los "cultos" de la derecha, citan como autoridad a técnicos y economistas "de izquierda". Ello pues, según estos sutiles pensadores, habrían argumentado en el mismo sentido, lo cual sería una demostración de la pureza técnica de sus razonamientos.

A otro perro con ese hueso. Lo que la derecha oculta en medio de los vericuetos de sus alambicados argumentos, es que estos economistas dizque de "izquierda" lo han hecho, apoyándose en ese vago ethos progresista que los llevó a creer posible superar la pobreza, resolver la desigualdad  y generar mayores niveles de inclusión en los marcos del sistema neoliberal y por lo cual, seguramente, no cambiaron en forma sustantiva el sistema privado de pensiones mientras tuvieron responsabilidades en los gobiernos de la Concertación. Flaco favor se hacen y le hacen a la oposición, por cierto, insistiendo en ello.

En el lado de los partidarios del retiro, muchos han argumentado amparándose en el derecho de los trabajadores de disponer de lo que es el producto de su trabajo, que son sus ahorros administrados por las AFP's. A más de alguno se le ha ocurrido decir que es una defensa del principio de propiedad y de la libertad individual por encima de la regulación del Estado sobre ella. Así -dicen- la derecha aparece defendiendo la regulación, en este caso la que establece que los fondos administrados por las  AFP's son sólo para los fines de pagar pensiones y la izquierda defendería "el derecho de propiedad".

Curioso razonamiento que hace impensable, inconcebible y que pone de cabeza la realidad: la derecha defendiendo no ya sólo a los trabajadores, citando a Allende y a economistas de izquierda, sino que defendiendo la regulación y la acción del Estado.

Lo único que realmente no cuadra, lo único que hace impresionante, inconcebible, inimaginable e incomprensible este aparente galimatías, es la doctrina neoliberal, y todas las políticas que derivan de ella. En esta trampa ideológica han caído también como proclama la derecha desesperada buscando aliados, algunos despistados economistas de oposición.

La presunta pureza técnica de la economía política neoliberal es precisamente otro de los conceptos que no cuadra. Ya los empresarios en su amenazante proclama, cuando comenzaba este debate en la Cámara de Diputados, rasgaban vestiduras por este divorcio entre la política y la técnica. Es exactamente por esta razón que no es posible seguir ya argumentando técnicamente en este debate, pues de lo que se trata es de los fundamentos que lo sostienen: propiedad, sociedad, trabajo, no de la técnica para administrarlo.

Por ello, la derecha es incapaz de comprenderlo; de hacerse cargo del fenómeno de la pobreza y la exclusión y cómo operarían las relaciones del Estado con la sociedad y explicarlo racionalmente. Su única ocurrencia para hacerse cargo de ellas es la caridad. Una concepción decimonónica que detrás de todos los absurdos y charrlatanismo escuchados en estas semanas, oculta los verdaderos intereses de clase a los que sirve.

Lo único que no cuadra, entonces, es el sistema de AFP's con las necesidades de los trabajadores, especialmente en un momento dramático como el actual; con la justicia social y el derecho de emplados, funcionarios, profesionales y  trabajadores de disponer del producto de su trabajo, esquilmado mensualmente por el sistema financiero; con los princpios de la seguridad social y finalmente con una sociedad democrática.








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