martes, 30 de marzo de 2021

Golpe



Equipo crónica. Pintar es como golpear, 1972

 

  En las últimas semanas, se han acumulado de modo vertiginoso la malas noticias. La situación parece explosiva y a ratos, que al gobierno le es indiferente o incluso que se empeña en precipitarlos. Siguen haciendo su política contra toda la evidencia disponible de su fracaso en todos los frentes. ¿Cuál es la idea? 

  En la época del lawfare y las fake news, conceptos que describen lo más viejo del repertorio mafioso de herramientas de la lucha política de las clases dominantes, lo más ilegal se ve como lo legítimo y cualquier intento de reforma o transformación, como aprovechamiento y oportunismo. Los ejemplos recientes de Brasil, Argentina y Bolivia son bastante elocuentes al respecto y la ejemplar democracia chilena, comparada con los "populismos" bananeros de nuestros vecinos, parecía hasta ahora indemne a esos males de nuestras frágiles republiquetas. 

  Pero en estos días ocurrió lo que nadie creía posible. El gobierno gracias de una sinuosa y feliz coincidencia de desafortunados acontecimientos, propone suspender las elecciones de abril, las más relevantes que se hubieren realizado en el país en el último siglo probablemente, lo que incluso haría necesaria la prórroga del período presidencial más desastroso y rocambolesco de, a lo menos, los últimos noventa años, dejando a un lado el período dictatorial. 

  A través de una colusión en parte fortuita, en parte planificada de acontecimientos en que se mezclan hechos reales con hechos ficticios; voluntades políticas y propósitos inconfesados e inconfesables, con realizaciones efectivas y otras inesperadas; errores y resultados predecibles de políticas reaccionarias con circunstancias impredecibles, la derecha y el gobierno, aun sin política, sin claridad, sin legitimidad ni liderazgo, sacan de la manga una carta que aparentemente nadie previó salvo como probabilidad.

  Si a eso le sumamos una represión en apariencia descontrolada y la creación, a través de medios serviles, de un aparente clima de violencia en el wallmapu, y un eficiente uso propagandístico de la epidemia de cornavirus, del que hasta Kast ha tratado de sacar ventaja, se comienzan a configurar todos los ingredientes necesarios  no solamente para posponer la elección de abril sino para crear una nueva situación política que le permita retomar la iniciativa, aun usando como herramienta este recurso de suspender el Estado de Derecho hasta que la epidemia lo permita.

  Es impresionante la desfachatez del gobierno y la torpeza de la oposición que salvo honrosas excepciones, se haya tan sorprendida e indigente como hace uno o incluso dos años atrás. Ciertamente el papel de los medios ha sido fundamental, como lo fue en el caso de la destitución de Dilma, la persecución en contra de Cristina Fernández y Evo, con la única diferencia de que en este caso, se trata de una especie de autogolpe soft en el que el objetivo ha sido más bien alimentar el ego de algunos pigmeos, así como magnificar y azuzar sus diferencias. 

  Es precisamente en momentos como éste en que se hace necesario separar la paja del grano, lo esencial de lo secundario y actuar como oposición. Denunciar la siniestra maniobra en marcha, y separar aguas con los que, detrás de sus gestos de "amistad cívica" y republicanismo huero, ya dudan acerca de tirarle otro salvavidas a Piñera. La acumulación de malas noticias, lamentablemente, no es solamente en los títulos de la prensa. El pueblo está sufriendo como no lo hacía quizás desde la dictadura militar: pobreza, censantía, enfermedad, represión y salvo los demócratas de Espacio Riesco, no hay nadie que no lo pueda ver. 

  Que a la derecha y al gobierno le sean indiferentes no solamente responde a su posición de clase y las defensa de sus mediocres intereses sino a sus planes de enredar, posponer los cambios, y en lo posible garantizar la mantención de todo lo que sea posible del modelo neoliberal. Ser oposición hoy en día es precisamente presentar una oposición global al neoliberalismo, asegurar dentro de lo que es posible en los estrechos limites del modelo, los derechos del pueblo y no ceder ante las maniobras desesperadas del gobierno. 

 


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