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Juan Dávila. Verdeja. 1996 |
Las elecciones chilenas tienen también un significado importante para el resto de los pueblos de América Latina en lo que tiene que ver con su relación con el nuevo orden mundial que se abre paso, significado que hasta ahora está determinado por la Doctrina Monroe.
La doctrina Monroe ya tiene doscientos años y parece más
vigente que nunca. En el momento de ser enunciada por el Presidente de los
Estados Unidos, James Monroe, ante el Congreso de su país en 1823, se trataba
de advertir a las potencias europeas recién expulsadas de suelo americano, que
un ataque a cualquiera de sus jóvenes repúblicas, sería considerada una
agresión a su país. De esa manera, notificaba al mundo su consideración del
continente como una zona de su exclusiva influencia, lo que se expresaría
posteriormente en la conocida afirmación de Latinoamérica como su "patio
trasero".
Intervenciones militares directas; apropiación de recursos
naturales de la zona a través de empresas transnacionales, usando una
diplomacia ingerencista capaz de doblegar gobiernos, parlamentos y burocracias
nacionales y extorsión económica por medio de condiciones de intercambio
desigual, son características de esta política. En la versión de Donald Trump,
mediante el uso de los aranceles, después de décadas de prédica sobre el
librecomercio como una demostración de la supuesta igualdad de las naciones en
el mercado internacional. Retórica que éste viene a desenmascarar como lo que
realmente es, pura ideología.
Actualmente, Estados Unidos tiene barcos de guerra en las
costas venezolanas que incluso ya han actuado, en un caso supuestamente para
hundir una pequeña embarcación que habría llevado drogas, sin presentar ninguna
prueba de ello, y ahora invadiendo una embarcación pesquera. También aumentando
los aranceles a México, Colombia y Brasil. No hay que ser muy suspicaz para
suponer que esto, tal como el emplazamiento de sus barcos de guerra, no tiene
otras motivaciones que no sean políticas.
Todo ello es manifestación del resurgimiento desembozado de
la doctrina Monroe en su versión más original. La intención de un imperialismo
decadente de sostener algún nivel respetable de influencia en el marco de un
nuevo orden mundial multipolar, el surgimiento del Sur Global y el
desplazamiento de su hegemonía hacia oriente lo obligan a asegurar su
"patio trasero", por lo cual cada centímetro de territorio, de poder
político y económico está en disputa. Expresión de esta son las ultraderechas,
tanto en América como en una Europa que vive entre la subordinación y sus
"restos de antigua opulencia".
La soberanía de nuestras naciones; la democracia y la
diversidad cultural y étnica de nuestras tierras está en juego. No es solamente
la tan cacareada "alternancia en el poder" lo que se expresaría en
estas elecciones. La ultraderecha, descendiente de esperpentos como Mussolini,
Franco, Hitler y Pinochet son apenas unos peones de capitales financieros
aferrados a una obsoleta institucionalidad que defiende con uñas y dientes.
La debacle de Milei en Agentina, pese a todas las ayudas del
FMI, la prisión de Bolsonaro por golpista; la consolidación de la IV República
en México, así como la tenaz resistencia del pueblo de Cuba a un bloqueo
justificado sólo por el gobierno de los Estados Unidos, así como del proceso
venezolano al que una oposición mendaz y torpe no ha podido hacer mella,
preocupan a gobernantes y magnates norteamericanos que ven cómo su patio
trasero no obedece a sus planes.
La elección del próximo gobierno en Chile puede resultar
determinante para definir la dirección que vaya a tener la política del
continente. Seguir atado a los intereses de un imperialismo exánime que sólo
sobrevive gracias a su poderío militar o integrarse a la ola democratizadora
del orden mundial, uno que puja por relaciones más horizontales entre las
naciones, especialmente entre las del norte y el sur; más respetuoso de la
diversidad biológica, cultural y étnica del mundo que habitamos y compartimos,
de la Democracia, la soberanía de los pueblos y el respeto por los Derechos
Humanos.
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