Ben Shahn. La pasión de Sacco y Vanzetti. 1932 |
Por estos días, todos los medios de comunicación hablan de la
crisis del FA, por la inscripción de su lista parlamentaria, concentrándose en
el distrito 10. Todo por un supuesto veto a la candidatura de Alberto Mayol, lo
que desde el primer día fue aclarado por todos los involucrados: los candidatos
de esa coalición ya electos en sus respectivas primarias; la Mesa Electoral del
FA y su Mesa Nacional.
Nunca hubo el tal veto y si lo hubo, fue sólo después de
una serie de altercados por la prensa y las redes sociales protagonizados por
el citado aspirante a candidato.
Finalmente, tras una serie de rocambolescos malos entendidos,
exagerados por medios como La Tercera, El Mercurio, La Segunda y El Mostrador y
que han sido por semanas las delicias de opinólogos, cientistas políticos de
ocasión, filósofos new age y psicoanalistas, que hacen nata en facebook, twiter
y páginas web de distinto signo, todo el entuerto fue resuelto y su resolución aceptada
por todos los involucrados en los mismos términos que desde el primer día se
habían planteado.
Quedó eso sí desde ese primer día hasta el de su desenlace
definitivo un reguero de tinta, páginas y páginas de invectivas y declaraciones
rimbombantes, sesudos análisis, apelaciones a los “territorios”, un vago constructo ideológico denominado “lo
social”, las nuevas prácticas, etc.
Tras ellos, están los que siendo frenteamplistas tratan de
poner racionalidad al asunto y los que desde las mismas filas, intentan hacerse
un lugar pontificando sobre la moral, los principios y los estilos de hacer
política.
Pero los hay también que han festinado de toda esta
situación, en la que -siendo francos- el FA no ha colaborado mucho. En primer
lugar, por cierto, Chile Vamos que como dijo Piñera, muy suelto de cuerpo, al
contrario que el FA y la NM, resolvió sus diferencias en la elaboración de su
lista parlamentaria a tiempo y sin tanto drama. Columnistas e intelectuales
liberales y de derecha que se refieren con paternalismo cuando no con sorna al
FA.
Este, no solamente ha puesto en juego lo que había construido
hasta ahora por una minucia en la elaboración de su plantilla parlamentaria y
en lo que dice relación solo con un distrito.
Además, ´porque uno de sus principales referentes, el
diputado Giorgio Jackson ha sido prácticamente lapidado y el diputado Boric, el
único de los dirigentes de la coalición que ha tenido la decencia de proteger a
su compañero y colega de los ataques de que ha sido objeto por sus supuestas
intenciones de ser “blindado”; de bajar candidaturas o de designarlas a dedo,
ha sido puesto en la difícil situación de defender a su coalición y legitimidad
por sus erráticas decisiones e incapacidad de mantener cierta coherencia en
medio de todo este bochorno.
¿Qué es lo que queda de todo este episodio? No el
debilitamiento del FA, por cierto, ni de sus posibilidades en la elección
presidencial pues toda esta historia aparentemente a quien interesa es sólo a
una pequeña franja de la sociedad más politizada y activa.
A quienes realmente
afecta es a sus principales liderazgos, los que han sido presentados por los
medios –lamentablemente contando con el coro de seudo teóricos y fanáticos de
las bases y las asambleas- como autoritarios primero; pusilánimes, erráticos e incapaces después.
¿A quién le conviene? Ciertamente a la derecha, que tiene al
borde de la expolsión al FA, un escenario muy favorable para enfrentar una nueva
situación política en que el sistema proporcional que reemplazó al binominal
obliga a todas las fuerzas políticas –especialmente a las interesadas en el
cambio social y político- a buscar alianzas y acuerdos en el futuro parlamento
para la aprobación de leyes que continúen y profundicen las reformas que
empezaron en este gobierno.
Eso sin considerar lo que vaya a pasar en la segunda vuelta,
sea Beatriz Sánchez o Alejandro Guillier quien tenga que enfrentar a Piñera en
diciembre. Un escenario de profundización de la dispersión política de los
sectores de izquierda y centro izquierda que sólo facilita las pretensiones de
la derecha de recuperar el gobierno.