Hernán Ramírez Necochea |
“Después de las elecciones de 1925, continuó funcionando la Asamblea Nacional de Asalariados de Chile y se estimó que en ella debía surgir una especie de coalición o frente popular permanente –para el que surgió el nombre de Unión Social Republicana de Asalariados de Chile (USRACH)- encargado de encabezar la lucha unitaria de la clase trabajadora; a este respecto en el periódico ‘Justicia’ se señaló que las elecciones habían dejado una experiencia al proletariado: habían demostrado el valor de su unidad y la necesidad de impulsarla y profundizarla; ‘su acción ahora debe encaminarse a la USRACH para oponer a la represalia política, de un extremo al otro del país, una organización fuerte y respetada’. Siguiendo esta línea, el 11 de noviembre el Comité Ejecutivo Nacional de la Asamblea Nacional de Asalariados puntualizó en un manifiesto que la USRACH ‘ya es una fuerza y ha de ser cada vez más poderosa hasta que no deje ni vestigios del poder burgués’.
Sobre la base de estas ideas expuestas (…) un grupo de elementos de las capas medias (…), formuló el propósito de crear la USRACH con el carácter de un partido que integrara elementos obreros dispersos que había en el país con elementos de las capas medias y de la pequeña-burguesía. El Partido Comunista, en cambio, sostuvo que debía ser una especie de alianza, frente o coalición de fuerzas populares que, sin fusionarse, tuvieran un alto grado de cohesión. No fue posible conciliar ambos criterios. Así la USRACH nació como un nuevo partido político popular.
La USRACH surgió con los caracteres inconfundibles de una agrupación reformista. Descalificaba concepciones de origen liberal-burgués con tintes socialdemócratas como los que servían de sustento ideológico al Partido Demócrata, desconocía o hacía caso omiso del marxismo, que inspiraba al Partido Comunista; en cambio, preconizaba un ideario fuertemente impregnado de anarco-sindicalismo(…). Eugenio González Rojas, entonces joven ideólogo del movimiento, afirmaba: ‘Somos, pues, enemigos declarados e irreductibles de las Cámaras Políticas, del actual sistema de sufragio y de los partidos existentes, desde el Conservador al Comunista. No queremos que se continúe la práctica mentirosa de elegir ‘representantes del pueblo’…El pueblo como fuente suprema de derecho público no existe. Lo que existe, en realidad, es un conglomerado viviente de fuerzas sociales, que es necesario coordinar en provecho de la prosperidad nacional, en una agrupación permanente de intereses que es imprescindible encauzar dentro de una severa justicia. Es por eso por lo que propiciamos la constitución de una Cámara Funcional, formada por delegados de todas las actividades vitales de la sociedad, elegidos por las respectivas organizaciones sindicales.’
En acuerdo con estos principios, la USRACH estableció en la Convención celebrada entre el 26 y el 29 de septiembre de 1926, que su finalidad era ‘combatir el régimen capitalista de producción y organización actual del Estado y procurar el advenimiento de una sociedad fundada en la cooperación y el sindicalismo. Propicia la liberación económica de los asalariados mediante la socialización de los medios productores y la transformación de las instituciones políticas y administrativas del Estado en organismos funcionales a base gremial. Sostiene que la realización de estas aspiraciones no será posible mediante la dictadura de una clase en la dirección del Estado, sino por la organización sindical de las fuerzas productoras y por la capacidad técnica y moral de los individuos. Consecuentemente con estas declaraciones, el Partido de los Asalariados propiciará la integridad del sindicato.’
De las descritas posiciones, la USRACH derivó hacia una posición política cada vez más coincidente con el ideario fascista, con lo que en Chile se dio un fenómeno similar al de otros países. De ahí que en un manifiesto publicado el 5 de marzo de 1927, su directiva expresara: ‘Repudiamos las Cámaras Políticas por ser organismos retardatarios e ineficaces. No es posible esperar que los partidos y los parlamentos modifiquen sus procedimientos ajustándose a la moral social y a la convivencia pública. La podredumbre afecta las raíces mismas del sistema. Es necesario ir francamente a la organización corporativa del Estado.’
En la práctica la USRACH coincidió con la argumentación básica manejada por Carlos Ibáñez entre octubre de 1926 y mayo de 1927, con lo cual -de hecho- concurrió a pavimentar el camino a la dictadura; se negó a hacer causa común con el Partido Comunista y el movimiento obrero para enfrentar los peligros representados por la instauración de un régimen dictatorial. Pero no sólo eso: en mayo de 1927 contribuyó a la elección de Ibáñez como Presidente de la República.
La USRACH tuvo, en realidad, una vida efímera y muy escasa significación; representó la tentativa de un conjunto de elementos pertenecientes especialmente a las capas a medias, por constituir un partido de trabajadores de carácter francamente reformista, inspirado en una ideología anarcosindicalista con fuertes ingredientes ideológicos fascistizantes. Su importancia radica en que constituyó una de las raíces –relativamente lejanas- del Partido Socialista de Chile; en efecto, muchos de sus militantes concurrieron, con posterioridad al 26 de junio de 1931, a formar diversas agrupaciones que se fusionaron entre sí (…) para fundar, en 1933, el Partido Socialista de Chile.”
Hernán Ramírez Necochea. Origen y formación del Partido Comunista de Chile. Editorial Progreso. Moscú 1984. Capítulo VI: Fracaso del reformismo burgués y dictadura (1924-1931). 4. Desarrollo de tendencias reformistas en el movimiento obrero. Págs. 182 a 185.