domingo, 12 de octubre de 2025

Es la hora de la decisión

Manuel Antonio Caro. La zamacueca. 1873



Es un hecho incuestionable que Jeanette Jara va a ganar en primera vuelta y por una diferencia que, dependiendo de la encuesta que se consulte, podría llegar a ser bastante significativa en relación a su más cercano contendor. Por lo que las mismas encuestas indican, éste sería el ultraderechista José Antonio Kast. Por el momento, eso es lo único que se puede afirmar con certeza. Las mismas encuestas, sin embargo, insisten en instalar un resultado probable de segunda vuelta, que apenas logra disimular la aspiración de quienes son sus controladores, según el cual aquel ganaría en ésta. Un escenario absolutamente hipotético, toda vez que ni siquiera se ha realizado la primera.

Lo real es que a medida que ha pasado el tiempo, el escenario electoral sigue absolutamente abierto e incluso se sigue abriendo. Y la posibilidad de que Jeanette Jara y la alianza de centro e izquierda que la apoya, triunfe es más que cierta. Hace pocos meses no más los medios hegemónicos y sus locuaces opinólogos, hablaban de una segunda vuelta con dos candidatos de derecha. En poco tiempo, en cambio, los porfiados hechos, se han encargado de ponerlos en su lugar y la candidata de la izquierda, con la sencillez y la sinceridad que la caracterizan, sin proponérselo siquiera, ha dejado en ridículo a varios duchos representantes del periodismo zalamero.

Las alarmas de la derecha, el empresariado, los sobrevivientes del pinochetismo, y los nuevos fascistas, se han encendido, llegando incluso a declarar ser partidarios del golpe de estado. Les ha resultado difícil decir que, en el hipotético escenario de la segunda vuelta, se van a apoyar mutuamente. Sus disculpas, mea culpas y golpes en el pecho, no logran ocultar sus muecas; las morisquetas que tienen que hacer para realizarlos. Y cada día que pasa, sus dificultades y las diferencias que los separan, aumentan. Especialmente porque el bando Republicano no puede disimular su bestialidad y la derecha tradicional, su ignominia. 

Pero los tiempos, para la derecha, y no sólo en Chile, se acortan y sus posibilidades disminuyen. Tiene que sacar ases de la manga que le permitan mantenerse jugando, como el insólito premio nobel de la paz a una dirigenta política que ha suplicado a los Estados Unidos que invada su país, desatando una todavía más insólita reacción de la Casa Blanca porque no se lo dieron a Trump, quien amenaza a diversos países con invasiones, crea campos de concentración en su propio territorio, deporta inmigrantes latinos o los envía a cárceles de alta seguridad en Guantánamo o El Salvador y hace la vista gorda frente al genocidio que Israel realizó en Gaza antes de su oportunista plan de paz.

Todo ello presentado por la prensa hegemónica, con toda naturalidad. Es el mundo al revés.

El premio nobel de la paz a la representante más fanática de la oposición venezolana, que envalentonada con este "inesperado" reconocimiento ya declara en El Mercurio la hora final del "régimen chavista" -cuestión que viene anunciando hace años-, así como el hipotético triunfo de Kast en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en nuestro país, son la manifestación de sus respectivas aspiraciones, las que por cierto son presentadas como puros hechos. Típico del fascismo. Y al que no le guste que se aguante los palos, como lo ha demostrado el sionismo en la Franja de Gaza.

 

Lo más preocupante de la campaña de los medios del sistema, televisivos, radiales, internet y las redes sociales, en ese sentido, es que tratan de instalar un presunto hecho, legitiman ab initio una reacción violenta y cuestionan de antemano, un resultado no solamente posible sino altamente probable si es que no coincide con sus pretensiones. De ahí la majadería de preguntar por la segunda vuelta, sabiendo incluso los más serios de quienes las realizan, que la segunda vuelta es prácticamente una nueva elección, y de que es difícil, si no imposible predecir el comportamiento de los electores en ella. Por cierto, sin considerar que en general, en las últimas elecciones, no le han atinado precisamente.

La caída del corrupto gobierno de Dina Boluarte en el Perú; el resultado de las elecciones de Buenos Aires, que presagian un nuevo triunfo opositor en las elecciones parlamentarias en la República Argentina; la prisión de Bolsonaro y la desaparición de la derecha en Brasil; el faro de dignidad que representan los gobiernos de México y Colombia preocupan al imperialismo y a las derechas latinoamericanas.

Por esa razón el pueblo debe prepararse para votar y elegir. Pero debe prepararse también para defender sus triunfos. El de noviembre, será una jornada histórica, y eventualmente el inicio de una movilización popular por asegurarlo que no dé lugar a cuestionamientos ni reproches. Es la hora de la decisión, no de las dudas.


domingo, 5 de octubre de 2025

Detener la violencia fascista, es garantizar la paz

Jean Dubuffet. Fête villageoise. 1976



La polémica que armó la derecha a propósito del mensaje presidencial con ocasión del envío de la Ley de Presupuesto, ha dejado en evidencia su indigencia de ideas y propuestas.  La reacción de Kast, Matthei y sus respectivos partidos, como de costumbre, es destemplada y violenta.

Continuando un inveterado hábito del neoliberalismo, interpretan las críticas políticas del Presidente como herejías sectarias que cuestionan la sacrosanta infalibilidad del mercado. Primero, al IPOM del Banco Central -lleno de afirmaciones ideológicas de marcado tinte político y que incluso exceden las atribuciones que le otorga la misma Constitución que defienden quienes se presentan como adalides de su autonomía- y después, a sus retrógradas ideas de recorte del gasto fiscal. Idea que tiene sumida a la hermana República Argentina en la recesión y el paro y cada vez más sometida a los capitales financieros y el imperialismo, ante los que Milei se arrodilla implorando un salvataje que profundiza la dependencia de la economía argentina; presiona el aumento de la inflación licuando lo poco que queda de los salarios y engordando las fortunas de los millonarios argentinos, que son los que realmente gobiernan y ya preparan su relevo, probablemente en la persona del amigo de Piñera, Mauricio Macri, responsable de su crítica situación actual.

Dicha agresividad, sin embargo, no es solamente académica ni verbal. Es el equivalente ideológico de la misma que el neoliberalismo supone es la que prima en las relaciones sociales. En efecto, al no poder hacerlo sobre una base racional porque todo está sometido a unas presuntas leyes naturales ante las que el pensamiento debe someterse, queda únicamente el recurso de la fuerza para dirimirlas. En este sentido el asesinato y desaparición de Julia Chuñil, no es una anomalía, sino una de sus más siniestras manifestaciones. La solicitud de las bancadas del PSC y los Republicanos de guardar un minuto de silencio en el Congreso por el influencer ultraconservador norteamericano Charly Kirk, en los mismos días en que se conocen las horrorosas circunstancias en que la activista ambiental mapuche desapareció, una demostración de la violencia de clase, racial y machista que la inspira.

Similar a la que la administración Trump ejerce contra los inmigrantes y opositores en su país, militarizando ciudades como Chicago, Washington, New York, Los Angeles y Portland a vista y paciencia de la comunidad internacional, mientras va a las Naciones Unidas a espetar amenazas, autoalabanzas, propias de un autóctrata, y amenaza a América Latina emplazando barcos de guerra en el Mar Caribe.

La hora actual para la humanidad es delicada y peligrosa. Los derechistas chilenos, como siempre ha sido, no son más que unos pobres peleles del imperialismo, palabra que aun cuando devaluada en el léxico de una academia acartonada y sometida a poderosos intereses económicos y políticos, empieza a recuperar el sentido que la doctrina Monroe le imprimiera en el pasado y que los viejos buenos tiempos de la globalización disimularon detrás de la retórica del librecomercio, como la quintaesencia de un mundo integrado y pacífico.

Nada de eso. La violencia que se toma la política y que esgrimen poderosas fuerzas reaccionarias que se oponen a la democratización de la vida en todo el planeta, incluyendo al medioambiente, amenaza a la humanidad, utilizando como siempre chovinismos de la peor calaña, como el sionismo que sigue pulverizando lo poco que queda de la Franja de Gaza incluso después del pomposo anuncio del plan de Trump para detener el conflicto; aspirantes a gurú o líder mesiánico televisivo o economista pop como Milei; neoconservadores y ultrafundamentalistas como Charly Kirk o José Antonio Kast. Es hora de denunciarlos sin complejos, ni siquiera concebir que puedan tener una nueva oportunidad como pretenden hacernos creer las encuestadoras y consultoras sobre la opinión pública cada semana y detenerlos antes de que destruyan el planeta.