Subjetividad, partido y
autonomía
La caída de los ángeles rebeldes. Pieter Brueghel |
"todos
los misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo, encuentran su
solución racional
en
la práctica humana y en la comprensión de esta práctica"
Carlos
Marx
1. La
conocida sentencia leninista “no hay práctica revolucionaria sin teoría revolucionaria”
expresa la síntesis del concepto marxista de unidad dialéctica de teoría y
práctica, núcleo racional de la filosofía materialista de la historia.
2. Al
decir “teoría revolucionaria” y no sólo teoría o “teorías”, Lenin hace alusión
al carácter histórico de la teoría. Para el marxismo, ésta es también una de las formas
de la práctica entendida como creación humana y no como expresión de un cuerpo
de ideas independientes de los hombres y su propia acción.
3. La
unidad de teoría y práctica en la concepción marxista leninista no es, por consiguiente,
la reunión de dos órdenes distintos de la realidad o la explicación de una esfera
eminentemente empírica (la práctica) por una conceptual (la teoría) que vendría
a aclararla o a colaborar con ella. En esta concepción mecanicista de la unidad
de teoría y práctica, siguen estando en una relación de exterioridad y su
unidad es sólo aparente.
4. La
unidad de teoría y práctica es, al contrario, la restitución de las relaciones
del hombre y el mundo, aislados históricamente por el sistema capitalista que
separa al trabajador de su producto, y da origen a las clases sociales lo que
es legitimado por diversos discursos ideológicos como la filosofía, la
religión, las ciencias, etc. Por ello, Lenin habla de teoría revolucionaria y
no de teoría.
5. La
práctica humana para el marxismo leninismo no es, entonces, la pura expresión material
del pensamiento ni de una subjetividad empírica incomprensible racionalmente.
La subjetividad no es una esfera independiente de la práctica humana y de la realidad
social, aunque para el materialismo vulgar –por ejemplo, el sociologismo- sea
su manifestación interiorizada y luego, volcada en diversas formas o productos “espirituales”
en la realidad social e histórica.
6. Por
ello, la práctica humana individual comprende la totalidad de lo social. En
la práctica de cada hombre y mujer, en cada individuo, se manifiesta la
realidad social, que es la lucha de clases y no al revés; lo social no es la
suma de las subjetividades individuales sino la lucha de clases y la práctica
individual es, precisamente, una expresión de la lucha de clases.
7. En
este sentido, la práctica para el marxismo leninismo nunca es exclusivamente
individual. Incluso cuando lo es –por ejemplo, la que se expresa en la
creación artística, los grandes descubrimientos científicos, en el misticismo,
en el rol del dirigente- no deja por ello de ser social.
8. El
partido es, precisamente, la expresión consciente y autónoma de esta práctica, que
es individual y social al mismo tiempo. El partido no es la suma de las individualidades
de quienes lo conforman. La individualidad en el concepto leninista de partido,
adquiere significado en la medida que es asumida conscientemente como la expresión
autónoma de los conflictos de clase de la sociedad y de la cual es una parte.
9. La
práctica no es pues la pura expresión de la teoría ni el mero aspecto empírico
de la situación del hombre en el mundo y la sociedad. Es lo propiamente humano entendido
como ser social del hombre en el mundo, incluida la teoría, sea ésta filosofía,
ciencia, formas de conocimiento estético como las artes visuales, la literatura
o la música.
10. El
partido, en la concepción marxista leninista del hombre y la sociedad, asume el
carácter social del hombre en el mundo y de su posibilidad por ello mismo de entenderlo
racionalmente y de transformarlo conscientemente.
11. Lo
colectivo no es un estilo ni un método de trabajo solamente. Es la forma
de realizar la humanidad de hombres y mujeres, su manera de conocer el mundo
que los rodea y revolucionar las relaciones sociales enajenadas que los han
reducido a subjetividades individuales que sólo encuentran satisfacción en
el consumo, la competencia, la soledad del ciberespacio o en las formas
fetichizadas de participación como las encuestas de opinión.
12.
Asimismo, lo colectivo es lo que le permite a los hombres entender las
relaciones que establecen entre sí; la relación del hombre con la naturaleza;
de valorar ética y estéticamente sus creaciones y éstas, de trascender. El
hombre no crea en la soledad ni emite juicios inspirado en valores que no haya
creado él mismo junto a otros hombres en la vida social. En este sentido, el
partido como manifestación práctica de “lo colectivo” es la encarnación de una
comunidad diferente, la aspiración y al mismo tiempo, la proyección de
una nueva sociedad.
12. El
problema del partido no es por lo tanto una cuestión secundaria o derivada de
la realidad social y de las circunstancias: sean éstas la explotación, la
discriminación o la pobreza.
13. No
es la sola reproducción mecánica de la totalidad de lo social en la esfera de
la política. El partido asume reflexivamente, por el contrario, que es un
fragmento, y justamente porque es sólo un fragmento se propone articular
racionalmente lo que el sistema capitalista hace aparecer como un conjunto
caótico y aparentemente desestructurado de datos: la explotación, la catástrofe
ambiental; el aumento de la pobreza; la discriminación por motivos de género o
raciales; las guerras; el autoritarismo; el crecimiento y la manipulación de la
información; etc.
14. El
partido no se constituye entonces sólo para reunir las luchas que en diversos frentes
libran los oprimidos por el sistema. El partido, para la concepción
leninista de la organización, es una visión de la totalidad y en tanto
tal, pone en relación con la lucha de clases a los diversos conflictos que en
la subjetividad enajenada del hombre y la mujer en el capitalismo, aparecen
como “autónomos”.
15. El
partido, entonces, no se propone exclusivamente “contemplar” exteriormente cada
conflicto, cada lucha que libran hombres y mujeres en el sistema capitalista y
apoyarlos. Además, propone objetivos; les da una perspectiva que es la
lucha por la transformación de la totalidad. El partido, por lo tanto, no
reduce su rol al de intérprete de las luchas sociales o al de colaborador, sino
que las orienta en un sentido más general, aunque él mismo sea una parte de lo
social.
16. Por
esa razón, hablar de “autonomía” del movimiento social es sólo un juego de palabras;
es una concepción que asume la enajenación y la fragmentación de las relaciones
sociales en el sistema capitalista, como una situación natural y no como un producto
histórico que es precisamente contra lo que luchamos quienes asumimos una
posición de transformación estructural de la sociedad capitalista, incluso los
sectores que no lo hacen desde una posición de clase.
17. En
resumidas cuentas, el partido es la realización histórica de la autonomía de lo
social y al mismo tiempo, de lo político en una relación dialéctica, esto
es, como unidad que supera la cosificación de las relaciones sociales entre los
hombres y de estos con lo real. Unidad que integra lo particular y la
totalidad; lo individual y lo colectivo; lo social y lo político; lo concreto y
lo abstracto; lo teórico y lo práctico.
18.
También de la individuación enajenada de la conciencia que la lleva a ver todos
los fenómenos, incluidas las luchas del movimiento social, como una esfera
autónoma, obra de un mecanismo espontáneo e inabordable racionalmente.
18. Es
la realización de la autonomía individual de hombres y mujeres respecto de las relaciones
sociales cosificadas en el sistema capitalista en tanto asumen su libertad para
entenderlo y transformarlo revolucionariamente a través de la realización
de su ser social, pues son ellos, para el marxismo leninismo, los creadores de
la realidad social y material de la que son parte.
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